Julio Hernández López
Astillero
Confirmado: ¡voto verde!
Crecimiento no urbano
En casillas, Plan Gordillo
Provocaciones arzobispales
Siete de cada ocho de los nuevos votantes
acreditados por el Instituto Federal Electoral (IFE) de 2006 a este año
provendrán de zonas no urbanas, pese a que el Instituto Nacional de
Estadística y Geografía (Inegi) reportó en el censo nacional de población de
2010 que cada vez eran menos los mexicanos que vivían en áreas rurales. Visto
de otra manera, en estos seis años aumentó el número de mesas receptoras de
votos en una proporción peculiar, pues por cada diez nuevas mesas por instalar
en zonas no urbanas habrá 1.5 en área urbana.
Las contradictorias clasificaciones entre los
dos institutos citados permitirán que para los próximos comicios se presente a
las urnas casi el mismo número total de votantes no urbanos (26
millones, con nuevos y antiguos integrantes del padrón electoral, según el
IFE), que el total de los habitantes de la zona rural (25 millones de todas las
edades, incluyendo niños, adolescentes, jóvenes y adultos, según el Inegi).
Los datos provienen del estudio realizado por
los científicos Luis Mochán y Víctor Manuel Romero, quienes en 2006
descubrieron fuertes anomalías en la elección presidencial, y por Fernando
Magariños. Siempre fundadas en datos públicos del IFE y el Inegi, las estadísticas
raras se expresan en cifras redondeadas:
“El IFE clasifica a las casillas como urbanas
y no urbanas. En 2006 el número total era de 131 mil. De éstas, 70 por ciento
eran urbanas y 30 por ciento no urbanas. En 2012, el número total de casillas
es 143 mil. De éstas, 64 por ciento son urbanas y 36 por ciento no urbanas. Se
tuvo un incremento de 12 mil casillas de 2006 a 2012. De éstas, mil 500 son
urbanas y 10 mil 500 son no urbanas.
“En 2006 el padrón era de 71 millones de
votantes. De éstos, 52 millones eran urbanos y 19 millones no urbanos. En 2012
el padrón es de 79 millones de votantes. De éstos, 53 millones son urbanos y 26
millones son no urbanos. Se tuvo un incremento de 8 millones de votantes de
2006 a 2012. De estos, un millón son urbanos, 7 millones son no urbanos.
En 2000 la población del país era de 97
millones de personas, 75 por ciento urbana y 25 por ciento rural. En 2010 la
población del país era de 112 millones de habitantes, de los cuales 78 por
ciento es urbana y 22 por ciento rural. La población urbana muestra un
incremento con respecto a la rural. En 2010 la población urbana es de 87
millones de personas, mientras que la rural es de 25 millones.
El IFE debe explicar rigurosamente las
razones que tuvo para hacer las clasificaciones y reseccionamientos que arrojan
los datos duros consignados aunque, habiéndose publicado aquí mismo en días
anteriores un esbozo del asunto (sin las precisiones que hoy se ofrecen), el
consejero presidente, Leonardo Valdés Zurita, evitó pronunciarse, resistiendo
incluso las insistentes exhortaciones que en Twitter se le hicieron.
Los extraños acomodos del aparato receptor
del voto, al multiplicar el volumen del sufragio no urbano de manera brutal (este
término fue comentado por uno de los autores del estudio) encuentran una
llamativa coincidencia estadística con el vivero electoral en que suele
encontrar provisiones salvadoras el partido de tres colores: el voto llamado
verde y no en referencia a sus aliados de falsa ecología, sino a segmentos
rurales que le resultan al PRI más manejables que los urbanos. Allí el tricolor ha
encontrado fórmulas para dar la vuelta a votaciones que en lo urbano parecían
aplastantemente perdidas. En una elección como la próxima, esos pertrechos de
campo podrían resultar definitorios para explicar una eventual disparidad entre
lo que los pobladores de las ciudades hayan vivido y lo que las cifras
oficiales reporten.
Siguen llegando múltiples reportes de
irregularidades en el proceso de designación de funcionarios de mesas
receptoras de votos y de su obligada capacitación. Combinaciones de todo tipo
que acaban mostrando un ánimo descuidado o, por el contrario, muy dirigido a
desalentar la participación de ciudadanos y, de manera marcada, a cerrar el
paso a quienes tienen preparación académica notable.
En ese sentido es muy ilustrativo lo que a
esta columna comenta José G. Carmona García, quien fue consejero en el
Instituto Electoral de Tamaulipas, a propósito del episodio narrado en anterior
columna e intitulado La ciudadana Radetich: “Situaciones muy similares se están
presentando en Ciudad Victoria. Para muestra: un conocido resultó insaculado,
se le notificó al respecto y a la semana le llegó el nombramiento como
presidente de casilla ¡sin ser capacitado! Nos enteramos de varios casos
similares. Claro, la reacción de las personas, en la mayoría de los casos, ha
de ser ‘yo no iré, pues no me siento preparado para esa responsabilidad’.
¡Exactamente eso es lo que se espera! Total, ya estarán tempranamente formados
los ciudadanos que, por ley, podrán ser nombrados de la fila como funcionarios
de casilla. No se dificulta mucho suponer de quiénes se trata. La ‘estrategia’
se implementó en 2006 y curiosamente estaban tempranamente formados los
maestros que pasarían a ser tomados de la fila para ejercer como funcionario de
casilla. Así las cosas, no creo que sean pifias o descuidos del IFE, creo que
es una estrategia implementándose”.
Astillas
El arzobispado de Oaxaca se regodeó ayer al
reproducir en su portal de Internet unas falsas declaraciones de la subprocuradora
de justicia del estado, Iliana Hernández Gómez, en el sentido de que se daban
72 horas para que La Jornada entregara los documentos y videos que
han sustentado las denuncias, bajo la firma de este tecleador astillado, del
actuar pederasta del presbítero Gerardo Silvestre Hernández y de la comprobada
protección que le sigue otorgando el arzobispo José Luis Chávez Botello. A
partir de esa mentira, la cuenta de Twitter @LumenRadioOax se esmeró en denunciar el periodismo
fanático, las fuentes dolosas en las que abrevan quienes causan dolor
y división y la exigencia de que el autor de las notas de denuncia compareciera
para dar datos a la autoridad. La subprocuradora desmintió lo que se le
atribuía... ¡hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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