Debate #YoSoy132: desdén privado y omisión
pública
EDITORIAL DEL DIARIO LA JORNADA
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Está programado para las 20 horas de hoy el
único debate real entre candidatos presidenciales en la presente campaña
electoral, habida cuenta de que los encuentros realizados el 6 de mayo y el 10
de junio fueron meras exposiciones, acartonadas, acotadísimas y previsibles, de
las posturas de los aspirantes. En contraste, en la reunión concebida y
organizada por el movimiento estudiantil y juvenil #YoSoy132, y hospedada por
la Comisión de los Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), los
protagonistas deberán responder a preguntas no pactadas de antemano (aunque
ponderadas y validadas por académicos de varias instituciones) sobre ciencia y
tecnología, educación, arte y cultura; debatir entre ellos temas como la
necesaria democratización de los medios y el combate a los monopolios, y
contestar a las inquietudes del público, filtradas por un sistema de votación
en línea. Es significativo del atraso institucional que padece el país que el
movimiento estudiantil haya sido capaz de formular y organizar, en pocos días
pero de manera eficiente, un cotejo de propuestas y de personalidades que
resultó ausente en los encuentros pactados por el Instituto Federal Electoral
(IFE) y los partidos con registro.
Aunque el movimiento #YoSoy132 es, de origen,
contrario a la candidatura de Enrique Peña Nieto y a lo que ésta representa,
los términos y el formato del debate aseguran equidad e imparcialidad. Resulta
inexplicable, por ello, que el aspirante presidencial priísta persista en su
rechazo a participar en el intercambio de hoy, sobre todo si se tiene en cuenta
que es la única oportunidad real de confrontar las propuestas en juego para los
comicios del primero de julio próximo y constituye, en esa medida, una
inapreciable posibilidad para que la ciudadanía se haga una idea precisa de las
aptitudes de los contendientes y de la calidad de sus plataformas.
Por la trascendencia de la decisión que los
votantes habrán de tomar dentro de 12 días, la creatividad y la capacidad de organización
y de convocatoria de los jóvenes debiera merecer un decidido respaldo de los
consorcios mediáticos y, sobre todo, de los instrumentos de difusión del
Estado. Pero los medios electrónicos privados, al negarse a dar cobertura al
encuentro –con la excepción, hasta el cierre de esta edición, de Milenio Tv–
han refrendado su conocido desdén por la información cívica y la cultura
democrática, pese a que son beneficiarios de concesiones de radiofrecuencias
que pertenecen a la nación; han dado, asimismo, una nueva muestra del extremado
pragmatismo monetario que los caracteriza al optar por la difusión de programas
comerciales en detrimento de una información crucial para la vida republicana
de México.
La ausencia en el encuentro de los medios
públicos –los canales 11 y 22, el Instituto Mexicano de la Radio, IMER y, hasta
donde se sabe, del Canal del Congreso– es aún menos justificable, pues son, o
debieran ser, entidades consagradas a la difusión de temas de interés y
relevancia públicos, y el debate organizado por #YoSoy132 corresponde,
evidentemente, a esta categoría. Particularmente lamentable resulta el pretexto
esgrimido por el canal del Instituto Politécnico Nacional (IPN) de que no
transmitirá el encuentro porque Peña Nieto no asistirá a él. Al argumentar de
esa manera, la televisora del Poli se presenta como guardaespaldas
mediática de uno de los contendientes.
Aunque este boicot de hecho contra el llamado
Debate #YoSoy132 resulte exasperante e indicativo del desdén de los medios
privados por la información de interés público, así como de la omisión de
órganos de difusión del Estado ante sus responsabilidades básicas, es posible
que tales actitudes resulten contraproducentes para los medios en cuestión. Si
la creatividad y el ánimo cívico logran una difusión masiva del debate por
medios alternativos, se confirmará, como pudo apreciarse el pasado 6 de mayo,
que la cobertura de la televisión abierta y de paga empieza a volverse
prescindible para una sociedad ávida de información y difusión responsable y
veraz. Es posible que en la confluencia de movimientos sociales emergentes y de
las redes sociales empiece a gestarse la obsolescencia de las concesiones como
mecanismos ilegítimos de acumulación de poder político.
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