jueves, enero 05, 2012

Exequias de un sexenio : Jorge Carrillo Olea



Exequias de un sexenio
Por Jorge Carrillo Olea
Administración vacía y terriblemente dañina


Al inicio del fin, Felipe Calderón ve para todos lados adjudicando yerros que en su filosofía son condenas que atribuye a otros pero que, finalmente, actúan contra él. Le fascina ver para atrás echando culpas. En una metáfora, se ha dicho que conduce el país viendo por el espejo retrovisor. Y no les falta razón.
Recientemente se tornó místico, cree que Jehová le envío las plagas de Egipto. Luego apostó por sembrar la ponzoña de que el crimen determinará las elecciones. Dice que todo, plagas y crimen son producto del pasado. No advierte que él mismo es ya parte del pasado. Lamentablemente con esas actitudes está sembrando perversamente la ilegitimidad de las próximas elecciones.
Es en ese culpar al pasado que encuentra una espeluznante firmeza para aferrarse a sus errores y justificarse. No es conocida ninguna opinión nacional o extranjera, fuera de sus corifeos íntimos, que le haya dado la razón en su guerra contra la hidra. Es importante hacerlo notar: ¡¡Nadie, nadie!! le ha dado la razón. Las opiniones nacional y extranjera dudan hasta de la base política y deontológica de su lucha anticrimen.
Sus absurdas referencias sobre una “negociación” con el crimen en el pasado tienen su lógica. En su interior es una certeza de que presidente y El Chapo tienen la misma jerarquía ética por eso pueden negociar. Así ha caído. Ha caído en una guerra que dura ya más que la Cristera y produce más muertos, viudas, huérfanos y desplazados que aquélla. En España el ETA, prototipo de terrorismo, produjo 829 muertos en 43 años y ni Franco se atrevió a involucrar al Ejército.


Esta simple referencia concentra la terrible verdad de que esta administración no sólo ha sido vacía, como la de Fox, sino terriblemente dañina. El daño hecho a la sociedad en sus emociones, en su sentido de seguridad, tranquilidad y percepción de futuro es enorme. Fueron destruidas contrayéndose una deuda moral inconcebible. El miedo, la desesperación crecieron al individualismo, al egoísmo, al olvidarnos del “nos”. ¡Sálvese quien pueda! Es la consigna que deja.
Algunas de las más importantes instituciones del país están en la picota del desprestigio, pertenezcan al poder que sea, o a la misma sociedad, y todo por la falta de un liderazgo nacional que, respetuoso pero arrobador, llevara al país a buen destino. Pero no, como método de gobierno eligió el inmediatismo, el individualismo, una creciente retórica que revela a un hombre amargado, frustrado y vencido. Como método asumió la confrontación, olvidó el diálogo como instrumento privilegiado de gobernar.
Convirtió al crimen en la espina dorsal de su discurso, de sus pretensiones, de su esfuerzo y sus frustraciones. Gobierna no por las razones insignes de una eminencia que jamás asumió, sino propias de una pobreza conceptual terrible. No llegó a sentir la dimensión y majestad del cargo. Nunca aceptará su pecado original: Meterse con lo que no conocía, ni la fortaleza del crimen ni la debilidad de las instituciones.
Creyó atacar a un dragón y le salieron mil cobras de entre la selva. Y lo peor, después de cinco años confiesa que sólo habrá una victoria cuando cambien las cosas, ésas que él ni siquiera advirtió. Recién descubrió que no hay gobernadores ni munícipes ni policías confiables y hay que transformarlos, pero no tiene plan.
Lamentablemente, con apoyo en sus propios decires y haceres, se puede afirmar que lo peor está por venir: El crimen más fuerte que nunca, tan pluralizado como nunca. Estados Unidos en plena campaña con el rentable recurso de arremeter contra todo lo mexicano. Europa, su política y su economía en vilo. Su partido con destino a perder. Su iracundia creciendo cada día.
Al acusar a la ligera a “los partidos” de estar involucrándose con el crimen de cara a las elecciones, se está dando un tiro en un pie. O no, quizá así está premeditado y obedece esto a un anticipo de provocar un grave conflicto en julio ¿Qué dejará a los dirigentes venideros?

…Suspensivos.
¡¡¡Y pensar que ese cándido señor Cordero fue secretario de Hacienda y Crédito Público de este enorme y enredado país!!!

hienca@prodigy.net.mx

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