miércoles, enero 04, 2012

El país es un rastro y carnicería… el poder es el poder de matar : Alvaro Cepeda Neri



Conjeturas
Por Alvaro Cepeda Neri
El país es un rastro y carnicería… el poder es el poder de matar


Aun los países en guerra civil o intervenidos militarmente no han tenido, en diez años de muertes, heridos, huérfanos, viudas y mutilados, los más de 50 mil homicidios que, en cinco años y meses, ha cosechado la “estrategia” de Calderón y sus militares para enfrentar la rebelión armada de los narcotraficantes y las delincuencias que no se rinden y tienen a la Nación sembrada de cadáveres, degollados, descuartizados… es un espectáculo macabro semejante a un rastro con carnicerías, donde nadie se salva. “Daños colaterales”, llama Calderón a esos mexicanos asaltados en sus hogares sin orden de cateo, violados sexualmente o que, con su derecho al libre tránsito, pasan por las calles donde soldados, policías y marinos disparan a los delincuentes que disparan a discreción, incendian casinos, hogares… asaltan en las carreteras. Y como cualquiera puede comprar una arma (¡y alquilarla!), disparan contra restaurantes… todos con total impunidad.
Cuerpos colgados de puentes peatonales, cabezas degolladas; mujeres y hombres mutilados o pilas de seres humanos amontonados en las calles. Un rastro y las carnicerías son nada comparados con lo que pasa todos los días por todo el país. Militares, policías y marinos baleados, secuestrados y encontrados muertos… narcotraficantes que se matan entre sí y matan a inocentes, haciendo justicia por sí mismos. O espías de los narcos infiltrados en todas las instituciones, dan el “pitazo” para “venadear” a funcionarios. Y después, como en los casos Mouriño y Blake, nos endilgan una información que nadie cree. Como nadie creyó las medias verdades y medias mentiras de Salinas y sus fiscales en el caso Colosio.


En cinco años del interminable sexenio calderonista, los mexicanos sobrevivimos en la constante alza de precios (empezando por los combustibles como gas, diesel y gasolina, para uniformarlos a los precios internacionales… ¡en países donde los desempleados tienen seguro y los sueldos son cuatro y cinco veces más que aquí, etc.!). Más desocupados que se suman al desempleo, y más que ingresan al trabajo callejero, piratería, robos (donde cayó el helicóptero de Blake, son sembradíos de papa y nopal, en constantes hurtos hormiga). Y el poder del gobierno y el poder del narcotráfico, cumpliendo al pie de la letra lo de “el poder es el poder de matar”.
En este país ya no reina el imperio de la ley. Muertos de miedo vivimos –¿vivimos?– en un rastro humano con carnicerías, contando homicidios a diario. Para colmo, el señor Ebrard suelta a sus granaderos con la orden de reprimir a patadas, macanazos y golpes con sus escudos, a pacíficos trabajadores que se manifestaban en demanda de sus plazas laborales. Los desgobernadores se roban los dineros públicos, como el caso de los Moreira; atropellan indígenas como Sabines en Chiapas; y así, el país es un rastro calderonista y de los narcotraficantes. Y para sobrevivir a estos dos, los mexicanos tienen que emigrar, exiliarse o morir resignadamente. ¿Hasta cuándo este rastro humano y esta carnicería?
cepedaneri@prodigy.net.mx

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