martes, octubre 11, 2011

Cuidado con el “gatopardismo” : Guillermo Fabela Quiñones



Cuidado con el “gatopardismo”
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes




La terquedad del PRI en imponer a sus candidatos a consejeros del Instituto Federal Electoral (IFE), es muy mal indicio. Dice un dicho que “no hay que hacer cosas buenas que parecen malas”, y eso es lo que sucede con el férreo interés de los priístas en imponer su capricho, independientemente de la intención que subyace en ese desmedido propósito. Lo cierto es que pareciera que saben que ganar las elecciones presidenciales del próximo año será imposible, no sólo por la gravísima situación del país luego de tres décadas de neoliberalismo, sino por la fuerza creciente del movimiento ciudadano que encabeza Andrés Manuel López Obrador.
Todo indica que al interior del partido tricolor son dominantes los intereses de los tecnócratas que dieron un “golpe de Estado” técnico en 1983, para liquidar al viejo régimen corporativo, y que no están dispuestos, pésele a quien le pese, a perder la oportunidad de regresar a Los Pinos. Saben que el enemigo a vencer es el político tabasqueño, así lo reconoció Humberto Moreira, no sólo por las encuestas del caso, sino porque ha trabajado de manera concienzuda y puntual para encabezar el cambio de régimen que podría ser la salvación de las instituciones nacionales.


Están dadas las condiciones para lograr una transformación real y vigorosa del Estado, conforme al imperativo de acabar con la violencia y sentar las bases de una gobernabilidad duradera, siempre y cuando la izquierda decida aprovecharlas, dejando de lado mezquindades y traiciones. Podría decirse, con base en un somero análisis de la realidad nacional, que México ya tocó fondo en su caída hacia el abismo de la decadencia. Más abajo no parece haber otra cosa que ingobernabilidad plena, pérdida total de rumbo, caos adonde quiera que se mire. Tal es la herencia de dos sexenios de PAN en el poder, y tres de un priísmo infiltrado por la extrema derecha.
Si el partido tricolor estuviera decidido a ganar en buena lid, no tendría sentido afanarse tercamente por lograr el control del IFE. Todo indica que quiere alcanzar la victoria en el 2012 a como haya lugar, por las buenas o por las malas, especialmente por esto último a sabiendas de que la sociedad está harta de tanta violencia, tanta inseguridad, tanta corrupción, tanta carestía de la vida de un modo imparable. Su apuesta es a que habrá de imponerse finalmente la cruzada mediatizadora del duopolio televisivo, y que la mayoría desinformada y despolitizada habrá de decidirse a sufragar por el PRI por mero acto reflejo. No sería nada difícil hacerle creer, lo están haciendo, que la culpa de todos nuestros males la tienen los panistas.
Estos contribuyeron lo mejor que pudieron en la debacle que estamos viviendo, pero la semilla de la decadencia la sembraron los priístas neoliberales encabezados por Carlos Salinas de Gortari. Sin embargo, lo importante no es hallar culpables, sino encontrar salidas a la crisis generalizada que invade al país. Es obvio que lo ideal es la victoria plena de la izquierda, con López Obrador liderando el cambio. Asimismo, es claro que sigue habiendo quienes consideran que sería un cambio radical, que imaginan tendría consecuencias nefastas por el enervamiento de la lucha entre conservadores y demócratas. Aunque también hay quienes se oponen a un cambio radical porque lo ven muy cerca, y buscan medidas políticas para evitarlo.
En este marco se inscribe la propuesta de gobierno compartido, inicialmente lanzada por Manlio Fabio Beltrones, y que ahora han hecho suya, intelectuales y políticos de diferente procedencia, como quedó de manifiesto en el desplegado que firmaron ayer lunes, entre los que destacan Carlos Fuentes, Juan Ramón de la Fuente, Cuauhtémoc Cárdenas y Miguel Ángel Granados Chapa. Cabe preguntarse qué conviene más al país en la actual coyuntura, si un cambio profundo y pacífico, con López Obrador al frente, o medidas que permitan avances graduales, como sería el caso con la propuesta de compartir el Ejecutivo diversas fuerzas políticas y ciudadanas.
Aunque la pregunta pertinente debería ser cuál de las dos tiene viabilidad en estos momentos. Dada la realidad, y de acuerdo con la experiencia histórica, lo más recomendable sería irse por el camino del cambio de régimen de manera profunda, para evitarle al pueblo la agonía de sufrir los vaivenes de una clase política que no se podría poner de acuerdo, por obedecer a intereses disímbolos y tener objetivos también de diferente calado. No hay que perder de vista que es parte de una situación de crisis generalizada, que exige remedios igualmente generales y profundos, no paliativos ni mucho menos acciones lindantes con el “gatopardismo”.

(gmofavela2010@hotmail.com)

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