viernes, octubre 19, 2012

Aún quedan unos días..: María Teresa Jardí

Aún quedan unos días..

María Teresa Jardí
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=199165

 

Mientras los integrantes del inconcebible Poder Legislativo que pagamos los mexicanos como si hasta sirvieran para algo más que para embolsarse el dinero que ellos mismos se asignan; diputados y senadores que pagamos como si hicieran algo más que levantar el brazo jugando el papel asignado para cambiar las leyes con las que a México se ha convertido en este país inviable al que se desangra cada vez de manera más rauda, ya casi llegamos a los cien ejecutados diarios.

Mientras se crean y se reparten comisiones los impresentables legisladores que ya sin pudor ninguno, la inmensa mayoría sólo a sí misma se representa, con el gasto, con cargo al erario, que significan las inoperables comisiones de las que salen leyes siempre “perfectibles” con las que se garantiza incluso que no se persiga lo que debe perseguirse, como la del lavado de dinero que es a fin de cuentas lo que hacen los verdaderos capos, que por encima de los capos del narcotráfico se ubican, embozados como dueños de los bancos y otras empresas que también son de los dueños de los bancos.


Mientras el dictador televisivo se regodea sintiéndose el nuevo virrey que rescata España y vende Pemex.

Más allá de lo absurdo que es también el no estar mirando otras tecnologías menos contaminantes que el petróleo, que además incluso como bien no renovable ya no tendría que seguir siendo explotado. Es decir, más allá, de que ni siquiera lo de las refinerías es lo moderno, incluso por cuestiones de inteligencia elemental dado lo contaminante que es el petróleo y todo lo que a su alrededor se maneja. Dado que la naturaleza se ha cansado de ser expoliada por el animal, además de más perverso, menos pensante, que es el humano.

Mientras esto sucede sin que la clase política se dé por enterada, Calderón está logrando, de la mano de priístas tan impresentables como los panistas, que el país estalle y lo de Morelia como punto de partida bien puede llegar a generalizarse.

Calderón no quiere irse. No quiere dejar a Peña Nieto en la silla que se ha hecho la ilusión a lo largo de seis años que le pertenece al PAN. Calderón se sabe un fracasado en todo lo que ha intentado en la vida. Finge que combate la venta de droga y él es un adicto de manera pública al menos al alcohol. Si odiara lo que dice que combate se habría atendido el rubro de prevención que en la educación se encuentra como lo único capaz de combatir la adicción. Calderón sabe que aceptó hacer una limpia de pobres en la nación que lo desprecia porque no se tragó lo de los motivos de su falsa guerra. Sabe Calderón que es un genocida. Que sus crímenes no van a ser olvidados y teme que se le juzgue. Más de cien mil ejecutados impunes son demasiados hasta para la más bananera de las repúblicas que es hoy en lo que se ha convertido a México.

Calderón no confía en el del PRI porque el PRI no es confiable y menos aún lo es Peña, quien no destaca por su inteligencia. También sabe Calderón que el PRI está dividido y que la venganza está convertida, desde Zedillo, en la forma de cobrar agravios. Y ahí están Colosio y Ruiz Massieu como recordatorio.

Calderón no quiere irse y por eso le permitió, al que más bien parece su mentor y no a la inversa, a Genaro García Luna la creación del ejército paramilitar paralelo al resto de ejércitos regulares a los que se encargó también de desprestigiar Calderón hasta lo inaudito. Ejército paramilitar enviado a atacar a los estudiantes y maestros normalistas, con lo que de entrada se ha paralizado a Morelia incluso con el miedo que como forma de vida nos ha impuesto Calderón. El espurio no quiere irse y todavía le quedan unos días que pueden tornarse para los mexicanos en eternos.




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