Carlos Fernández-Vega
México SA
Alimentos: focos rojos
Famélicos, 28 millones
La fábrica de pobres va
Cuando el ahora apasionado priísta Vicente Fox se fue
para el rancho, resultaba más que obvio y peligroso el retraso social que
registraba el país. Algunos supusieron que, dada la magnitud alcanzada, México
ya no podía ir más lejos, pero olvidaron que se iba el de la lengua larga y las
ideas cortas, pero en Los Pinos se instalaba el campeón del humorismo negro con
su carpa de cuenta cuentos y su poderosa máquina para fabricar pobres. Sesenta
millones de ellos (33 por ciento más que seis años atrás) es el inventario
actualizado de depauperados, y de éstos 28 millones (40 por ciento más que en
2006) padecen hambre, y para combatirla alguien decidió que lo mejor es
aumentar los precios de los alimentos y la creciente dependencia que de ellos
mantiene nuestra nación.
Falta muy poco para que Felipe Calderón se vaya mucho a
contar cuentos a otra parte, y el gobierno peñista a punto está de recibir la
estafeta, aunque su cabeza invisible ya prometió que continuará por la misma
ruta de sus cinco antecesores en Los Pinos, es decir, aquellos que de sus
respectivas administraciones hicieron una productiva fábrica de pobres.
Imposible lograr resultados distintos con los mismos manuales, las mismas
recetas y los mismos bueyes. Entonces, ¿qué perspectiva tienen los mexicanos en
este contexto?, porque aquello de juntos hacia adelante es una frase
tan hueca como las para vivir mejor de Calderón; cambio de
Fox; bienestar para la familia de Zedillo; solidaridad de
Salinas; renovación moral de Miguel de la Madrid; la solución
somos todos de JLP, y/o arriba y adelante de LEA, o lo que es lo
mismo, cuatro décadas de saliva. En síntesis, menos discursos y más resultados.
Mientras la terca realidad sigue destrozando al régimen,
la Cámara de Diputados de nueva cuenta advierte sobre la escalada de precios de
los alimentos, lo cual debe ser una clara señal de la necesidad de países
como el nuestro de impulsar la productividad del campo, pues optar por las
importaciones, por un lado, continuaría descapitalizándolo, el cual se
encuentra de por sí rezagado debido a la baja inversión y falta de estímulos al
productor y, por otro, de acuerdo con diversos organismos internacionales, se
está entrando en una época en la que los precios de los alimentos permanecerán
en niveles altos a largo plazo, por lo que la compra al exterior de productos
básicos resultaría más cara.
La consecuencia lógica de lo anterior es que en el primer
año del copetonismo(sólo hay que ver cómo cambiaron de peinado los
políticos) se incrementará el número de hambrientos en el país. Como advierten
los analistas de San Lázaro, los precios cada vez más altos de los
alimentos podrían convertirse en una constante, por lo que hacer frente a la
volatilidad de precios de los alimentos debe ser prioridad para los gobiernos,
pues de ello depende el acceso de las comunidades pobres y más marginadas a la
alimentación y el sano desarrollo nutricional no sólo de éstas, sino también de
la población en su totalidad, sobre todo porque en la medida en que las
importaciones se conviertan en una necesidad, éstas podrían representar un alto
costo tanto económico como social, en particular para países importadores netos
de productos básicos, como en el caso de México.
En el transcurso del calderonato, los precios de
alimentos básicos como maíz, frijol y arroz crecieron entre 70 y 90 por ciento;
en tanto que los precios promedio de la alubia y la lenteja se incrementaron
115 y 128 por ciento, en ese orden. El del huevo se triplicó, y en el horno
está el aumento de pan y tortilla, sin olvidar los permanentes gasolinazos,
aumento de gas y tarifas eléctricas que repercuten directamente en la cadena de
producción y comercialización de alimentos. Lo anterior contrasta con el
incremento de 28.59 por ciento en términos nominales y el 0.42 por ciento real
que registró el salario promedio mínimo general vigente en el país para el
mismo periodo de análisis.
En términos absolutos se observa que en los últimos cinco
años y medio, la tonelada de arroz se incrementó en más de 10 mil pesos, al
pasar de 11 mil 500 pesos en diciembre de 2006 a 21 mil 800 pesos en julio de
2012. Esta misma tendencia se aprecia con el frijol, que a principios de la
presente administración costaba cerca 10 mil 950 pesos la tonelada, cifra menor
a los 18 mil 500 que costó en julio pasado; en tanto, la alubia chica es el
alimento que más se ha encarecido al pasar de 10 mil 500 a 24 mil pesos la
tonelada, en el mismo periodo.
Por lo que toca a la canasta básica, es alarmante que los
precios que la integran sigan creciendo a mayor ritmo que los del índice
nacional de precios al consumidor. De acuerdo con el Inegi, en julio el INPC
creció 4.42 por ciento anual, en tanto que la canasta básica aumentó 6.19 por
ciento y el indicador de los alimentos se expandió hasta 8.69 por ciento anual,
el más alto desde septiembre de 2009, cuando se ubicó en 9.2 por ciento anual.
Esta tendencia se debe al repunte que han registrado diversos productos
agropecuarios (agrícolas, ganaderos y avícolas).
De esta manera, entre los alimentos, los costos de algunos
productos alimenticios como el maíz, el arroz, las frutas y hortalizas, la
tortilla de maíz, el pan, los cereales y las galletas siguen reportando tasas
elevadas de crecimiento. Dentro de este grupo destaca, el maíz, que creció
16.61 por ciento, seguido del arroz (11.4 por ciento) y la tortilla de maíz que
subió 11.49 por ciento, con lo que acumula 17 meses consecutivos con
variaciones mayores a dos dígitos.
Las rebanadas del pastel
El coctel que Enrique Peña Nieto presentó ayer en
sociedad como su equipo de transición incluye a ex funcionarios del
gobierno mexiquense, ex mandatarios estatales, emisarios del salinismo,
cartuchos quemados, oportunistas (como Rosario entiende a cabalidad), hijos de
papá (otros de mamá, y de eso Roberto Campa sabe un rato) y de la sagrada famiglia tecnocrática
del sector público financiero, tamaulipecas con incómodos parentescos
chiapanecos, ex modelos otrora a cargo (oficialmente) de investigar delitos
electorales, fallidos ex procuradores del estado de México, y así por el
estilo. Pero no hay de qué preocuparse, pues el propio encopetado aclaró que la
citada mezcolanza no será parte, necesariamente, del siguiente gabinetazo, de
tal suerte que el susodicho apenas comienza a sacar conejos de la chistera, y
la cosa puede empeorar.
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