Revuelo en Wall Street
John Saxe-Fernández
En medio de oscuros nubarrones por lo profundo y amplio
de la crisis, esta vez manifiesta en la eurozona, pero también en el catarrito de
4-5 mil millones de dólares (mmdd) de JP Morgan y en indicios de acople
depresivo global, la semana pasada hubo conmoción mayor en Wall Street –y en la
finanza y la política mundial– cuando Sandy Weill, cofundador, ex CEO y ex
presidente de Citigroup, dijo que ya era hora de disolver la fusión de bancos
comerciales y bancos de inversión (Break up the big banks CNBC.com). Ese
tipo de fusión, avalada en 1999 al derogarse la Ley Glass/Steagal de 1933,
abrió las compuertas a la megaespeculación por la vía del desate de la ingeniería
financiera y la formación de firmas demasiado grandes para caer, sujetas
al rescate abierto y/o clandestino, con fondos públicos. Ya que cerca de la
mitad de la banca mexicana (Banamex) es parte de ese supermercado
financiero que apuesta con bloques accionarios de firmas petroleras y del
gas, farmacéuticas, aerolíneas, mineras, forestales, alimentarias etc, aquí la
crisis acentúa el apetito especulador, primero en Pemex, como ilustra
Israel Rodríguez. Pero también van tras el resto: electricidad, infraestructura,
bosques, todos los servicios públicos –educación, salud– etc. Ante el
agotamiento de recursos estratégicos convencionales no renovables, las firmas
de fuera cuentan con codiciosos cómplices, hombres de negocios locales,
armados con laLey de Asociaciones Público-Privadas, listos para, desde la
usurpación del poder, lanzarse al festín privatizador. Ya hicieron fortuna
durante el salinato/zedillato. Ahora quieren más.
Aunque cause revuelo el giro de Weill, poderoso y rapaz
ex banquero, pieza clave en la desregulación financiera, ya otros notables
expresaron su mea culpa por el desenfreno de 2007/2008, sin dejar de
embolsarse multimillonarias compensaciones. Impunes, se preocupan por
las brutales secuelas de su actuación sobre millones de familias y la economía
real: en 2009 Reed se disculpó por los 45 mmdd y varios cientos de
mmdd más, para el rescate y funcionamiento de Citigroup; igual hicieron David
Komansky, de Merril Lynch, y Philip Purcell, ex CEO de Morgan Stanley. Komansky
apoyó a Weill en la derogación de la Glass Steagal, mientras J. Dimon,protegé de
Weill, ahora CEO de JP Morgan, desdeña las críticas a los excesos de su firma.
Cuando la finanza es parte de la acumulación capitalista
en crisis, es sobrecogedor que, arrepentidos o no, los bribones, conductores de
las principales firmas financieras, con activos que representan cerca de 60 por
ciento de PNB de EU, ejerzan, como advierte el senador Bernie Sanders, un
enorme poder económico y político. Bajo su gravitación operaron Clinton, Bush,
Obama y Phil Gramm, presidente del comité senatorial de la banca (1995-2000).
Gramm, además de ser clave contra la Glass Steagal, insertó la desregulación de
derivados en la Ley sobre Modernización de Futuros en Materia Prima. Eso agradó
a los cabildos más poderosos hoy tras el petróleo/gas de esquisto y el resto
del patrimonio nacional mexicano. Se desató una voraz especulación con
petróleo, gas, minerales y el hambre popular –maíz, arroz, trigo, etc, (La
Jornada 22/III/2012 p.31)– desde Goldman Sachs, Stanley Morgan, Bank of
America, Citigroup et al. Sanders, cuya auditoria a la Reserva Federal
mostró un desvío secreto de préstamos de 16 billones (trillions) de dólares a
bajo interés afirmas amigas, dice que Rex Tillerson, presidente de Exxon-Mobil,
(firma con exorbitantes ganancias, que dijo no querer ser contratista de
Pemex sino dueña del petróleo, que ahora se anuncia en revistas de
izquierda y nos informa desde Gaceta Universitaria que formará cuadros de
ingenieros y geólogos en la UNAM), reconoció ante el Senado de EU que la
excesiva especulación puede haber sido responsable de un aumento en el precio
del petróleo hasta de 40 por ciento, mientras un representante de Delta Air
Lines advirtió a las autoridades federales que la burbuja especulativa en
los precios del petróleo tiene consecuencias negativas para la economía real,
una advertencia compartida por Richard Moskowitz del sector camionero ya que
”la excesiva especulación causa aumentos dramáticos del crudo que dañan a los
camioneros”.
Coda: la política del FMI-BM de 30 años en México,
centrado en la mano de obra barata, la maquila y la reprimarización es
un diseño para el saqueo periódico del país. Carente de capacidad para generar
desarrollo y empleo, sus crisis de insolvencia se resuelven rematando
el patrimonio a depredadores/especuladores domésticos y externos. Al afectarse
de manera acumulada las bases de la estabilidad social, la vigencia del modelo muta
en principal “amenaza y problema“ para laseguridad nacional.
Cuando, en medio de la carnicería en curso, los activos
públicos se agoten, ¿sigue la especulación con el territorio?
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