Carlos Fernández-Vega
México SA
Pemex: ¿en tiempo y forma?
Bicentenario, en la imaginaria
En puerta, otro regalo de FC
Concluye el sexenio calderonista, y México
acumula 33 años (cinco gobiernos y medio al hilo, de la segunda mitad de López
Portillo a Calderón) sin estrenar una refinería, por mucho que la importación
de petrolíferos (especialmente gasolinas y diesel) se ha incrementado de forma
por demás escalofriante, con el creciente costo que implica. Se supone (cuando
menos Felipe Calderón así lo anunció en cinco ocasiones distintas, la primera
de ellas el 18 de marzo de 2008) que el actual inquilino de Los Pinos dejaría muy
avanzada la construcción de la refinería Bicentenario, en Tula, Hidalgo,
pero a escasos cuatro meses y pico de que este personaje se vaya muy lejos ni
siquiera han concluido la barda perimetral en los terrenos donde –también se
supone– se erigiría la citada planta industrial.
A estas alturas, México importa la mitad de
la gasolina y una tercera parte del diesel que consume. En el sexenio
calderonista se duplicó el consumo de esos combustibles, y la factura por la
adquisición de petrolíferos en el mercado externo superó los 112 mil millones
de dólares. El saldo resulta espeluznante, pero parece que no fue suficiente
para que el gobierno federal pusiera manos a la obra en eso de construir
refinerías –la más joven de las cuales data de 1979–, aunque sí se aplicó en
trasladar el negocio, y los recursos, a corporativos foráneos. No sin plantear
la posibilidad de que Pemex adquiriera ese tipo de plantas industriales en el
extranjero.
A punto de expirar el gobierno de para
vivir mejor (frase que nunca trascendió el discurso), el director general
de Petróleos Mexicanos, Juan José Suárez Coppel, se acordó del reiterado
anuncio calderonista de construir la refinería Bicentenario, pero sólo a raíz
de que el candidato Enrique Peña Nieto utilizó esta obra imaginaria para
efectos de su campaña electoral y anunció –con notario público de testigo–
que él sí haría realidad la promesa del actual inquilino de Los Pinos. Han
transcurrido 52 meses (cuatro años y un cuatrimestre) desde que Felipe Calderón
anunció, por primera vez (18 de marzo de 2008), la construcción de tal
refinería, y nada.
Sin embargo, el caldeado ambiente electoral
llevó a Suárez Coppel a dejar en claro que la citada refinería es
un compromiso de Felipe Calderón, no un proyecto político. Lo anterior, ante el
cuestionamiento de la prensa que le exigió aclarar por qué Enrique Peña Nieto
la utilizó como bandera electoral y una obra propia de su eventual gestión
gubernamental. El director de Pemex aseguró que la obra va en tiempo y forma, y
recalcó que la Bicentenario es un compromiso de Calderón y un proyecto de la
paraestatal, que se construye en una zona estratégica del centro del país y
cuya rentabilidad nunca ha estado en duda, ni siquiera cuando surgió la idea de
adquirir refinerías consolidadas en Estados Unidos. El funcionario estimó que
hacia mediados de 2013 habrán concluido los trabajos de preparación del sitio y
entonces empezará la licitación de los paquetes de obra, a fin de que 42 o 45
meses después comience a operar la refinería, que a precios actuales tendrá un
costo de 11 mil 600 millones de dólares. Los planes de Pemex plantean un
periodo de siete años (inicio: agosto 2009, término: septiembre 2016), con una
inversión total de 129 mil millones de pesos (La Jornada, Armando Cruz e
Israel Rodríguez).
La obra imaginaria, pues, va en tiempo y
forma, según Suárez Coppel, pero el calendario oficial es tan elástico como
quiera el funcionario en turno. El actual director de Pemex asegura que el plan es
concluir la obra en septiembre de 2016, pero la información que proporciona
apunta que sería en diciembre de ese año o marzo de 2017, es decir, finalizando
el cuarto o iniciando el quinto año del próximo gobierno, de tal suerte que –de
cumplirse– la construcción de la multicitada Bicentenario se habría llevado
nueve años (tomando como partida el anuncio original de Felipe Calderón), o lo
que es lo mismo cuando México (al ritmo que lleva) importe el 100 por ciento de
los petrolíferos que consume y la factura por tal adquisición sea
verdaderamente impagable.
Ese es el calendario de Suárez Coppel, aunque
no coincida con sus declaraciones previas ni con las fechas divulgadas por
otros funcionarios. Por ejemplo, en comunicado oficial (14 de agosto de 2009,
con Jesús Reyes Heroles González en la dirección general de la paraestatal),
Petróleos Mexicanos informó que para el caso de la Bicentenario se
publicarán las bases de la licitación para la ingeniería, procura y
construcción a finales de 2010, con la finalidad de iniciar las obras a
principios de 2011 (a la fecha no han puesto un tornillo).
Por el mismo conducto, pero casi un año
después (12 de marzo de 2010, ya con José Suárez Coppel despachando en la
oficina principal de la empresa), Pemex informó que “a más tardar en abril de
2011 comenzará la obra de la refinería Bicentenario… mientras inicia el proceso
de construcción, se dará paso a la ingeniería básica, que tardará en promedio
de ocho a 10 meses… con la nueva ley de Pemex pueden optimizarse los tiempos
para reducir el tiempo de construcción”. El propio Calderón (18 de marzo de
2010) aseguró que todo está listo para iniciar la construcción de la
refinería Bicentenario en Hidalgo.
Para junio de 2010, la entonces secretaria de
Energía, Georgina Kessel, juraba queno hay retrasos ni está en duda la
construcción de la refinería Bicentenario; sóloalgunos ajustes en las
fechas, y aseguraba que de acuerdo con lo programado inicialmente, la fase
de ingeniería se finalizará en el primer semestre de 2011 y la construcción se
licitará en el primer semestre de 2012, para estar en posición de iniciar la
operación de esta refinería a finales de 2015. Y lo más reciente –lo dicho el
pasado lunes por el propio Suárez Coppel– es que la nueva planta industrial
entraría en funcionamiento a finales de 2016 o principios de 2017, aunque el
mismo funcionario había dicho (27 de junio 2010) que a principios de 2016
estará arrancando la operación normal ya de la refinería. Eso sí, todos los
implicados en el caso (del inquilino de Los Pinos para abajo) han dicho, y lo
volverán a decir, que la obra imaginaria va en tiempo y forma.
Las rebanadas del pastel
Y de despedida sexenal Felipe Calderón
amenaza con dejar otro regalito a los mexicanos: antes de concluir el año,
probablemente se eliminará el subsidio a las gasolinas, sin afectar la economía (el
susodicho dixit, en entrevista radial).
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