En la trama del voto útil
Octavio Rodríguez Araujo
En el escenario en el que Peña Nieto y López
Obrador compitan al parejo por la Presidencia de la República, dejando al PAN
en un claro tercer lugar, es dable pensar que los panistas adoptarían
cualquiera de las siguientes opciones:1) votar por su candidata,
independientemente de los errores que ha cometido y de los apoyos que
ha recibido; 2) abstenerse; 3) votar por la continuidad del proyecto de país
que apoyan los grupos hegemónicos de su partido y que comparten con el PRI
tecnocratizado y neoliberal, y 4) votar contra el PRI. Las dos últimas opciones
serían voto útil, unos por Peña Nieto y otros por López Obrador. Lo anterior no
quiere decir que todos los panistas harían lo mismo, pero sí es posible pensar
que unos u otros escogerían, repito, cualquiera de las opciones mencionadas.
No todos los panistas están con Calderón y
muchos son antipriístas de corazón. Los que no están con el habitante actual de
Los Pinos, aunque hubieran estado con él al principio de su mandato, no desperdiciarán
su voto con Josefina Vázquez Mota y tampoco votarán por el PRI. Serían más bien
casi los mismos que apoyaron a Fox para sacar al PRI de la Presidencia en 2000,
pero que ahora sienten que el guanajuatense los ha traicionado al llamar, con
torpes eufemismos, a votar por Peña Nieto. No lo harán. Más fácilmente se
abstendrán o votarán por López Obrador. Para muchos panistas sus candidatos no
han sido lo que esperaban, ni Fox, ni Calderón, ni ahora Vázquez Mota. De la
misma manera que Manuel Espino y algunos yunquistasse fueron con el PRI,
otros menos reaccionarios y menos pragmáticos se podrían ir con el Movimiento
Progresista (PRD-PT-MC), como ha estado ocurriendo entre muchos empresarios y
miembros significativos de las clases medias ilustradas (los estudiantes, por
ejemplo).
El voto útil, conviene recordarlo, se da
cuando uno o más contendientes tienen muy bajas probabilidades de triunfar. Más
allá del voto duro de cada partido y/o candidato, los simples afiliados y
simpatizantes de un partido o un candidato claramente perdedor se inclinarán
por la abstención o por sufragar por quien representa, para ellos, el menos
malo o una mejor alternativa a lo que rechazan como gobierno o como partido,
aunque éste sea el de ellos. Para muchos panistas, Josefina (y ella se ha
encargado de decirlo) sería la continuidad de Calderón y la opción que les
brinda Fox en su llamado al voto útil por Peña no va con sus posiciones. La
conservación y continuidad de lo existente no es lo que quieren. El cambio lo
ven en AMLO, por mucho que no les simpatice del todo. Y todo mundo (bueno, casi
todo mundo) quiere un cambio a la insoportable y oscura realidad que vive el
país.
El voto útil ya se dio en 2006 como reacción
al evidente fracaso de Roberto Madrazo como candidato del PRI. No sólo Elba
Esther y su partido llamaron a votar por Calderón, como ha sido más que
demostrado, sino también priístas de varios estados de la República. Sólo
compárense los resultados electorales de sus partidos para diputados y para la
candidatura presidencial.
Hay razones para pensar que este año ocurrirá
algo semejante. La señora Vázquez Mota no sólo no levanta simpatías en su favor
sino que va a la baja sin que parezca que su declinación pueda ser detenida o
revertida. Quadri es un chiste que no merece comentarios serios. La pugna,
repito, está entre el PRI y su aliado verde (así con minúsculas) y el PRD y sus
aliados rojo y anaranjado, el Movimiento Progresista.
Sin embargo, en este escenario han surgido
ciertos elementos novedosos y muy efectivos: en primer lugar, los jóvenes,
sobre todo estudiantes, que han puesto en jaque tanto a Peña como a Vázquez y a
las televisoras más importantes del país. Estos jóvenes no han cometido el
error de pronunciarse por un candidato o un partido sino en favor de la democratización
de los medios y de una cierta ética política que muy difícilmente puede ofrecer
el candidato priísta. El papel de los jóvenes no es secundario, ni por su
número ni por la influencia que pueden ejercer en sus padres. Algo está
cambiando prometedoramente con la participación activa de los jóvenes.
Otro elemento novedoso es la opinión de
conspicuos empresarios del país en relación con AMLO. Varios de ellos, enemigos
de Andrés Manuel en 2006, son ahora sus aliados y lo quieren en Los Pinos. Han
rectificado sus posiciones, entre otras razones porque ya habían sufrido al PRI
en el gobierno y porque el PAN les resultó peor que el viejo partido tricolor, que
quiere presentarse como renovado pero es lo mismo que antes: corrupto,
avasallador, trácala y, para colmo, neoliberal, con todo lo que esto implica en
medio de la crisis mundial de esta forma capitalista de acumulación.
Más panistas de los que parecen a simple
vista están inconformes con su partido, como se vio en la elección de 2009:
aparentemente el PRI arrasó, pero debe tomarse en cuenta la altísima abstención
de ese año: 55.5 por ciento, la segunda más alta en la historia electoral del
último siglo. Buena parte de esa abstención fue de panistas desilusionados con
el desgobierno de Calderón y, desde luego, de simpatizantes del PAN
antipriístas de hueso colorado. Estos ejercerán el voto útil, pero muy
probablemente en favor de López Obrador, la única oposición creíble al PRIAN y
la promesa de un cambio necesario para el país.
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