Jaime Avilés
DESFILADERITO
¿Plantón alrededor del IFE?
Empezó la que será la última semana completa
de la campaña electoral. A partir del jueves entraremos en la cuenta regresiva
de los 10 días restantes para el primero de julio. Todo sugiere que este arroz
ya se coció en los términos de una competencia justa, libre y democrática: AMLO
ha ganado la batalla de la opinión pública y cuenta con el mayor número de
votantes potenciales.
En la amarga realidad, sin
embargo, lo cierto es que Quadri se evaporó, Vázquez Mota se fue de boca al
tropezarse con Lisístrata –el personaje de la comedia de Aristófanes que en el
año 411 antes de Cristo llamó a las mujeres de Atenas a no hacer el amor con
sus esposos y amantes, en tanto éstos no pusieran fin a la guerra que hacía
años los mantenía lejos de casa por largas temporadas-- y Peña Nieto zozobra
entre la indignación que causó su nombramiento del narcogeneral colombiano
Oscar Naranjo y el hallazgo de las despensas en las instalaciones del gobierno
de Veracruz para la compra de votos.
Eliminados los competidores más
débiles, el palero Quadri y la inconsistente y, ahora lo confirmamos, inculta
Pinochepina, a la recta final se dirigen, cada día más lejos de sus
perseguidores, Peña Nieto y López Obrador, pero en el carril sobre el que
galopa el caballo del tabasqueño todos los exponentes del neoliberalismo –el
PRIAN, Televisa y Tv Azteca, los empresarios del odio y el propio IFE-- arrojan
toda clase de cáscaras, tachuelas, canicas y diversos obstáculos más para
impedir la victoria del tabasqueño de la única manera que les queda: haciendo
fraude.
A pesar del incremento de las
voces que exigen al consejero presidente del Instituto del Fraude Electoral
(IFE), Leonardo Valdez Zurita (Vazurita), que dé la cara y nos explique por qué
hay decenas de miles de boletas electorales sobrandes, al parecer dos millones
más de boletas con folios duplicados y un número no determinado de boletas
faltantes, que nadie sabe donde está, el hombre de los bigotes de foca
deprimida se vale de su cuenta de Twitter para hacerse el digno y advertir que
no responderá a ningún cuestionamiento si los tuiteros se empeñan en seguir
insultándolo.
¿Qué deberá hacer el pueblo
indignado y alarmado ante tales inconsistencias, que presagian el peor
desenlace para los comicios del primero de julio? Hay quienes ya se plantean la
necesidad de llamar a la gente a plantarse alrededor de las oficinas centrales
del IFE y montar una formidable propuesta, para exigir una auditoría
independiente –a cargo, por ejemplo, de científicos de la UNAM-- que revisen toda
la papelería electoral y depuran las boletas sobrantes y duplicadas y
determinen cuántas son y dónde están las que faltan.
Más vale, argumentan los
simpatizantes de esta iniciativa, una acción enérgica antes de las elecciones,
que la previsible y sin duda inevitable descomposición que surgirá después del
primero de julio, si el IFE, Peña Nieto, las televisoras y Calderón consuman el
fraude electoral desafiando al pueblo sin calcular bien a bien las
consecuencias.
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