El fraude y el estado de
las cosas
Ricardo Andrade Jardí
En tanto los candidatos del PRIAN ajenos a la realidad mexicana, toda vez que
uno es producto de la telecracia (PRI) y otra (PAN) es heredera y constructora
de la imposición, también telecrática, de un presumible alcohólico que ante su
negativa de recontar los votos de la jornada electoral del 2006 (pese que hasta
en la calificación de la elección por el TRIFE se acepta que se trató de una
elección inconsistente, lo que en castellano quiere decir fraudulenta), inició
una supuesta guerra contra el crimen organizado, guerra que carece de
estrategia, que ha causado un dolor infinito en cientos de miles de familias,
que ha provocado que el Estado se convierta en asesino impune y muy
particularmente que ha dejado al descubierto los presuntos nexos del sistema
con el rentable negocio neoliberal del narcotráfico, lo que es presumible tan
solo con ver cómo las estructuras financieras del llamado crimen organizado
siguen intactas. En tanto que el candidato idiota de la telecracia (PRI) y la
candidata de PAN representan la continuidad de un sistema decadente, corrupto y
asesino.
No es tampoco AMLO el candidato que represente, en el fondo, un cambio radical
de un sistema que demuestra cada día que está agotado. Si acaso se trata tan
solo de un acomodador del estado de las cosas a lo que se pretende un
capitalismo “buena onda”.
Pero: ¿hay capitalismos buena onda?
El estado de bienestar al que, según AMLO, debemos regresar, no es ya la
respuesta. Además de que aquí habría que preguntarnos ¿cuántos millones de
mexicanos no han conocido nunca el estado de bienestar que el candidato
“progresista” promueve?
Pero también es cierto que el país se juega su futuro en la jornada electoral
del 1 de julio del 2012. Y es por eso que la telecracia, que ya impuso a
Calderón con el altísimo costo que ha tenido esa imposición para el país, hoy
arremete contra AMLO, que más allá de las encuestas amañadas, demuestra en sus
actos públicos que el trabajo realizado durante los seis años del decadente
desgobierno que Calderón encabeza, avanza con paso firme para volver a ganar la
contienda electoral del 2012.
Hay quienes afirman que no se demostró el fraude denunciado por AMLO y sus
seguidores en el 2006. Sin embargo existen más de 5 mil documentos visuales en
la internet así como un sinfín de documentos electorales donde se pueden ver
las boletas electorales marcadas a favor del PAN que nunca entraron a las urnas
pues no se tomaron ni la molestia de doblarlas y eso en cualquier democracia se
llama fraude y aun así fueron aceptadas como votos validos por los comités
distritales. Y ni qué decir de los paquetes electorales con claras
alteraciones, con los sellos violados, con números que no son coincidentes con
los conteos de las actas de los representantes de partido y que aun así el IFE
juntó con PRI y el PAN se negaron abrir y recontar. Lo que en cualquier
democracia se llama fraude.
Y sobre todo existen las copias de las actas electorales donde los resultados
no cuadran con los votos “contados” en las cifras oficiales. Y aun así los
comités distritales, con la línea del IFE y el PRI doblegado y cómplice, se
dieron por “validas” casillas donde la falta es evidente. Eso en cualquier
democracia se llama fraude. Son sólo algunos ejemplos de lo que existe y es
comprobable.
No vio el fraude quien no quiso verlo. Ceguera que sirve además para lavarse
las manos en la responsabilidad individual de la masacre que hoy vive el país
gracias a la imposición de Calderón a pesar de saberlo un espurio.
Y si eso fuera poco, basta con los anuncios del Consejo Coordinador Empresarial
que, pese a violar la ley electoral, se dedicaron a mentir y a satanizar a un
político y a millones de ciudadanos ante la posibilidad de que ese político
modificara los inmorales privilegios que la oligarquía mexicana y transnacional
tienen sobre los recursos públicos de México. Y eso también en cualquier
democracia se llama fraude.
Por eso no es raro que hoy, a poco menos de un mes de la elección, se arrecien
de nuevo los ataques contra AMLO. Los priistas que ya se sentían de regreso a
Los Pinos, gracias a la falsa imagen de su candidato construida por la
telecracia, suponían que el 1 de julio del presente año: “no era más que un
trámite” para hacer de este país de nuevo su feudo de impunidad y corrupción.
Lo que nadie pudo prever es el hecho de que la internet resultó ser un
instrumento de concienciación más poderoso que la idiotización promovida
durante décadas por la telebasura.
El PRI y la telecracia despreciaron pueblo y supusieron que México estaba listo
para ser gobernado, como si se tratara de una telenovela, que Chabelo y
Chespirito habían cumplido la tarea y que tan solo una cara bonita podría
compensar la estupidez infinita del postulante elegido para ser el protagónico
del nuevo melodrama nacional.
Su equivocación es mayúscula. Una nueva sociedad se está gestando. Una nueva
ciudadanía que podemos suponer más culta y preparada ha decidido que no quiere
más imposiciones, ha decidido que quiere darle una oportunidad a la democracia
y que está dispuesta a jugarse la suerte del país en busca de lograr una
certeza y una legalidad que hagan del candidato favorecido en las urnas un
representante legítimamente electo.
Pero la oligarquía mexicana no está ni lista ni dispuesta para la democracia y
estos jóvenes y universitarios que hoy se agrupan en el llamado movimiento
#YoSoy132 no pueden ser ingenuos. Si la telecracia logra su objetivo de imponer
al candidato idiota, la suerte del país será el despeñadero y la represión priista
será la regla y la corrupción y la impunidad la única ley.
Conviene recordarles a estos jóvenes que hoy toman las calles, que también les
pertenecen, aunque los enajenados conservadores supongan que nadie debe ejercer
su legítimo derecho a la protesta, que tienen todo permitido menos la
ingenuidad. Televisa no se va a democratizar sólo por que cientos de miles
salen a la calle a gritarles lo que muchos les han gritado desde hace décadas.
El PRI no va jugar limpio en las elecciones, cuando en 70 años como partido de
Estado nunca jugó limpio y en 2006 se prestó incluso a avalar el fraude
electoral. Las negativas del IFE a la cadena nacional del debate y el hecho de
que Hildebrando sea, una vez más, el proveedor del programa de resultados
preliminares, no son buena señal, todo lo contrario, el arbitro tiene una clara
preferencia y los “consejeros ciudadanos”, que los ciudadanos no elegimos,
miembros de la meritocracia no están dispuestos a que el estado de las cosas
cambie; su nivel de consumo es muy elevado y un cambio tal vez los obligaría a
ganar lo justo, y peor aún tal vez los obligaría a trabajar de verdad.
No sé cuáles serán los alcances del movimiento #YoSoy132 pero lo cierto es que
hemos llegado al punto donde la resiliencia está quebrada y México y la
democracia no tendrán futuro posible si volvemos a tener un impostor en la
Presidencia.
Hoy la tarea más importante para lograr futuro es la defensa del voto, que cada
voto se cuente y que se cuente bien, que cada duda sea impugnada y recontada, que
nadie permita que el próximo Presidente del país llegue a Los Pinos sin la
absoluta certeza de su triunfo. Porque de lo contrario el callejón sin salida
en el que hoy nos encontramos será una realidad insalvable y para salir de ahí,
como decía el extraordinario poeta alemán Bertolt Brecht, solo quedará un
camino posible...
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