Carlos Fernández-Vega
México SA
G-20: intereses intocados
Bienestar: franco descenso
Crece nómina burocrática
Congregadas en Los Cabos, Baja California
Sur, las cabezas visibles del Grupo de los 20 (G-20) meditarán, según dicen,
sobre cómo resolver la crisis internacional sin atacar las causas de
la misma; armarán un plan para salir del hoyo, pero sin tocar los intereses de
los responsables del zarandeo, socios y cómplices de esos mismos personajes. La
factura, desde luego, será para los más, que son los que menos tienen. Nada más
arribó a dicho puerto, Barack Obama se mostró preocupado por el
estado que guarda la economía del mundo, de tal suerte que llegó el
momento de estabilizar al sistema financiero mundial y evitar las prácticas
proteccionistas, es decir, lo mismo que dijo el día de su victoria electoral,
casi cuatro años atrás, y repitió en su toma de posesión.
México preside el G-20 y es país anfitrión de
esta cumbre, en la que se hablará de la crisis, el desempleo, el hambre,
la falta de bienestar y el desplome del ingreso. Y para ello, el austero gobierno
calderonista destinó un gasto multimillonario –a costillas de los mexicanos,
desde luego– para que los mandatarios, cómodamente y con todos los lujos que
amerita –según dicen– su investidura hablen sobre las crecientes carencias de
la humanidad (esto trae a la memoria aquella atinadísima designación de Eduardo
Pesqueira –un voluminoso funcionario salinista– como representante permanente
de México ante la FAO, quien con sus cerca de 200 kilogramos de peso y en
nombre de su país, todos los días hablaba del hambre en el planeta).
Que el mundo está preocupado por la
economía, por la falta de crecimiento y bienestar, declara Obama, y a coro
repiten los demás, pero el inquilino de Los Pinos se adelanta y advierte que en
la cumbre de Los Cabos no se adoptarán soluciones de temas
coyunturales, (porque) sería pretencioso. Eso sí, dijo, se definirá una
agenda de largo plazo para alcanzar un desarrollo común. Entonces, para qué
tanto boato y tanto gasto si nada decidirán y tal agenda pueden
consensuarla desde sus respectivas oficinas. Y si el objetivo de la reunión es
el turismo político, pues que cada quien pague lo suyo.
Mientras los mandatarios muestran su profunda
preocupación por el deplorable estado de la economía mundial –del que
obviamente son corresponsables– y Calderón advierte que en Los Cabos no se
adoptarán soluciones, en México la situación social adquiere color de hormiga.
El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados
advierte que los indicadores de bienestar de los mexicanos se mantienen en
franco descenso, algo, dicho sea de paso, diametralmente opuesto a lo que
machaconamente repite la propaganda oficial.
Destaca que en la más reciente publicación
del índice de tendencia laboral de la pobreza (ITLP), realizada por el Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), queda
claro que el poder adquisitivo del salario de los mexicanos va de mal en peor.
Esto lo establece a través de la estimación de dicho índice, que muestra la
tendencia del porcentaje de personas que no puede adquirir la canasta
alimentaria con el ingreso de su trabajo. Así, en el primer trimestre de 2012,
tal indicador se ubicó en 1.2 unidades, lo que implica que en los últimos tres
meses hubo una disminución de apenas 0.2 por ciento en la cantidad de personas
que no pudieron comprar una canasta alimentaria. Sin embargo, apunta, si se
realiza la comparación respecto del mismo trimestre del año anterior, resulta
que la proporción de personas que no pudieron comprar la canasta mínima de
alimentos creció 2.8 por ciento. Es decir, su ingreso laboral no alcanzó para
cubrir el costo de la canasta alimentaria mínima necesaria.
Dicho deterioro social ha sido provocado por
el insuficiente crecimiento de los ingresos laborales. De acuerdo con el
Coneval, los ingresos corrientes durante el primer trimestre fueron de mil 470
pesos mensuales, mientras que en el primer trimestre de 2011 fueron de mil 419
pesos; es decir, un incremento de 3.9 por ciento acumulado en los últimos doce
meses. Al mismo tiempo, el costo de la canasta básica mínima creció 6.7 por
ciento en las zonas rurales y 5.7 por ciento en las urbanas. Lo anterior
implica que en el último año, el incremento salarial no alcanzó a compensar el
alza en el precio de la canasta básica de alimentos. Los más perjudicados por
la pérdida de poder adquisitivo son sin duda los más pobres, que tienen la
necesidad de destinar una mayor proporción de sus ingresos en alimentos.
Al analizar la información a nivel
territorial, los estados que presentan mayor deterioro son: Baja California
(16.6 por ciento), Sinaloa (10.6), Tabasco (9.7), Nuevo León (9.1) y Sonora
(8.7). Los datos anteriores parecen indicar que los estados del norte, también
afectados por la sequía y la inseguridad, han tenido el mayor deterioro. No
obstante, ninguna entidad de la República ha logrado disminuir la proporción de
personas que no pueden adquirir una canasta básica con su ingreso laboral,
comparando con el primer trimestre de 2008, esto es, antes de la crisis. Los
resultados publicados por Coneval arrojan un escenario de continuo deterioro
social, provocado por un crecimiento en los ingresos incapaz de contrarrestar
el aumento en los precios de los alimentos. Dicho fenómeno no es transitorio,
pues desde el comienzo de la publicación del ITLP éste ha mostrado una
tendencia al alza. Es decir, desde 2005 ha aumentado el porcentaje de personas
que, aun haciendo uso de todo su ingreso laboral en la compra de alimentos, no
pueden adquirir la canasta alimentaria mínima necesaria.
Lo anterior se refuerza, apunta el CEFP, con
la reciente divulgación de los indicadores económicos nacionales, los cuales muestran
que la evolución de la economía mexicana aún muestra signos de debilidad: la
inversión disminuyó su dinámica de crecimiento; el avance de la confianza del
consumidor no fue tan significativo; la inflación general anual, junto con la
de la canasta básica y la de los alimentos, repuntó en mayo; el poder
adquisitivo del salario de los mexicanos sigue descendiendo; y, si bien destaca
la mayor generación de empleos formales, ésta no es suficiente para cubrir la
demanda de nuevos empleos.
Pero en Los Cabos dicen que no hay prisa, que
la cosa es calmada y que estánmuy preocupados por la economía.
Las rebanadas del pastel
De enero a abril de 2012, el gasto en nómina
burocrática sumó 290 mil 768 millones de pesos; seis años atrás, por el mismo
concepto se desembolsaron 191 mil millones; la austeridad es notoria:
52 por ciento de incremento, con una tasa anual promedio de crecimiento económico
de 1.8 por ciento.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario