Arrecia el cochinero del PAN
Jorge Canto Alcocer
En la medida en la que retrocede su abanderada, el PAN y el gobierno espurio
han arreciado su ofensiva contra Andrés Manuel López Obrador. Esto, que
pareciera un contrasentido, sigue la lógica de los esfuerzos oligárquicos por
conservar a toda costa el dominio del Poder Ejecutivo Federal y, por ende, de
la política y los recursos económicos de nuestro país.
Tanto el partido ilegalmente en el poder como Calderón saben que su candidata
no tiene ninguna posibilidad de acercarse a los dos punteros, pero también
reconocen que, de no lograr detener la abrupta caída de Vázquez Mota, millones
de votos de ciudadanos que de buena fe continúan creyendo en los colores azules
terminarán apoyando a López Obrador con tal de evitar el regreso del PRI a Los
Pinos.
Salta a la vista la recreación de la “guerra sucia” electoral de 2006,
incluyendo spots aterrorizantes y declaraciones injustificables, como las
inauditas de Ernesto Cordero, quien en el colmo del cinismo, tras encabezar
probablemente la peor administración de la Secretaría de Hacienda en la
historia reciente de nuestro país, ahora tuvo la puntada de declarar que Andrés
Manuel es “una amenaza para las familias y para la estabilidad económica del
país”. ¡Oír para creer! ¡Cómo si los mexicanos fuéramos tan tontos y
desmemoriados como para no reconocer quiénes son los que han terminado por
hundir a nuestra patria!
Pero además de estos públicos estertores de la camarilla política que con toda
seguridad abandonará en unos meses la administración pública federal, el
PAN-gobierno está llevando a cabo, cada vez con mayor descaro, la subterránea
operación de condicionar apoyos y programas sociales al voto en su favor.
En las regiones más pobres del país, sin el menor recato, los funcionarios
federales y sus operadores recorren las casas de los beneficiarios de los
apoyos gubernamentales para asustarlos con el cuento de que si no gana el PAN,
los programas serán cancelados, los apoyos suprimidos y cada uno de ellos en lo
personal será excluido de cualquier beneficio, precisamente por el hecho de
haber recibido los apoyos de la actual administración.
¿Por qué en momentos en los que las posibilidades de un triunfo de Chepina se
esfuman, el PAN-gobierno arremete inescrupulosamente con su “guerra sucia” y
sus delitos electorales? Una hipótesis es tratar de salvar de lo perdido lo que
aparezca, pero cobra más fuerza la idea de que en realidad la actitud
corresponde a un pago de facturas por los favores recibidos por parte del PRI
en 2006, al dar su apoyo tácito al fraude electoral que permitió la imposición
de Calderón.
Las últimas encuestas serias, como la publicada por Reforma en días pasados,
indican claramente que prácticamente dos de cada tres simpatizantes de Josefina
podrían decidir apoyar a Andrés Manuel en el ánimo de contribuir a la
democratización de México, pese a no compartir al cien por ciento los
planteamientos del candidato del movimiento popular. En otras palabras, a
despecho de las convocatorias de los derechistas Espino y Fox para votar por
Peña, el panismo ciudadano, el que está a ras de tierra, se está inclinando
claramente por el cambio verdadero que representa López Obrador.
La actual ofensiva del gobierno calderonista define también de manera indudable
la actitud personal del ilegítimo mandatario. Si bien seguramente continuará
evitando hacer declaraciones públicas comprometedoras, estará más que presto
para alzarle el brazo a Peña a la menor oportunidad. La única forma de evitarlo
es inundar las urnas con el voto de la esperanza y vencer de manera
contundente. Las evidencias marcan que ésta será la realidad, pero preciso es
redoblar esfuerzos y evitar hasta la más mínima posibilidad de que se repita la
lamentable historia de 2006.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario