El Despertar
¿Está cambiando el viento?
José Agustín Ortiz
Pinchetti
Parece que fluyen distinto las cosas para
el PRI-Peña Nieto. Los priístas reconocen que la batalla final será entre AMLO
y Peña, y que se cerrarán las preferencias. Éste tenía 40 por ciento en
noviembre. Las encuestas delpaquete de las televisoras le acreditan
una mayoría abrumadora, pero hay indicios de que es una campaña propagandística
embozada.
Se construyó una
estrategia audaz, más sutil, para descalificar a AMLO, el enemigo a vencer.
Antes de la campaña se fijó el nivel de preferencias gracias a encuestas
pagadas y luego se reforzó con una ofensiva de opinión pública instrumentada
por un coro de comentaristas. Ahora exhiben debilidades. Las encuestas están
mal hechas. Peña Nieto es un personaje insulso, carece de proyecto y ni
siquiera tiene lema. El PRI está desprestigiado por la corrupción de sus
gobernadores y es evidente su obsesión restauradora. Esto no es atractivo para
los votantes.
Por eso sectores de la
clase media alta que nunca pensaron votar por AMLO y ven el fracaso del PAN se
inclinan por darle oportunidad al tabasqueño. El clostertelevisivo
y sus masas cautivas no son tan cretinas como piensan los manipuladores. Mucha
gente de clase media baja y de sectores populares se inclina por AMLO, aunque
lo ocultan a los encuestadores. El poder de los medios se debilita ante una
sociedad agraviada.
Hay datos firmes que sustentan
la esperanza de un cambio en la intención electoral. ¿Ejemplos?: el éxito de
AMLO con jóvenes de universidades privadas; en un sondeo sobre criterios de
clase media, AMLO era el principal portador de cambio; hay encuestas y votaciones en
las redes donde la mayoría de usuarios lo señala como el mejor; en encuestas
locales AMLO y Peña están empatados o Peña y Josefina caen. AMLO supera sus
negativos y crece de modo indubitable. En ejercicios con grupos de enfoque, la
mayoría del voto oculto es para AMLO.
En las estructuras de
promoción y defensa del voto de Morena el número de reclutas aumenta. En
sondeos casa por casa en sectores urbanos su intención de voto sube. La
sensación de una nueva preferencia se hace patente en los contactos personales.
Sin embargo, hay que reconocer que en el círculo rojo (los
conocedores de la política) prevalece la certeza de que el PRI ganará.
En sus recientes
recorridos AMLO llenó las plazas con multitudes del doble o el triple que en
2006. Plazas llenas no garantizan urnas llenas, pero el aumento es buen
indicador de la mejor organización. ¿Estamos en el inicio de una avalancha? La
popularidad de AMLO podría multiplicarse y crecer, pero no nos hagamos
ilusiones y mantengamos la guardia en alto y un cauto optimismo.
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