Carlos
Fernández-Vega
México SA
Extranjerización bancaria
México: campeón en AL
Paraíso y pulpo financiero
En el contexto latinoamericano México goza
del nada envidiable primer lugar en lo referente a extranjerización del sistema
financiero: alrededor de 90 por ciento permanece en manos de trasnacionales del
ramo –para las que este país se ha convertido en un verdadero paraíso–, contra
poco más de 50 por ciento en Uruguay, su más cercano competidor en la región.
Ni siquiera Chile –perenne cuan alegre ejemplo de la exitosa política
neoliberal, iniciada por el dictador Pinochet– ha llegado al exceso mexicano;
de hecho, está muy por debajo de él (40 por ciento de su sistema ha sido
extranjerizado).
Con la decidida
participación de los gobiernos locales –de Zedillo a Calderón, en el caso
mexicano– el pulpo financiero internacional aprovechó lo que sería una
oportunidad única e irrepetible y a la región llegó para quedarse, con
todas las ventajas del caso, explica la Comisión Económica para América Latina
y el Caribe, organismo que aporta las cifras referidas. Así, la mayoría del
ahorro de los nativos se ha quedado en manos de los neo colonizadores, que
siguen dando espejitos a cambio de oro.
La Cepal apunta que
durante los años de auge de la expansión internacional del selecto grupo
de bancos que buscaron nuevas oportunidades de negocios en países en
desarrollo, América Latina fue un destino privilegiado. La llegada de bancos
extranjeros, particularmente de Canadá, España, Estados Unidos y Reino Unido,
ha sido una tendencia muy generalizada en toda la región y estas instituciones
utilizaron la compra de entidades locales como el principal mecanismo de
ingreso a los mercados latinoamericanos, a tal grado que, por ejemplo, para
trasnacionales como el BBVA las utilidades obtenidas en la región conforman la
mayor parte de sus ganancias globales.
Aun así, “existe un
contraste en las experiencias de las dos mayores economías regionales: Brasil y
México. En la primera, dada la fortaleza de los grupos privados locales, el
tamaño del mercado y la relevancia de los bancos públicos –que desempeñan un
papel central en el financiamiento de la inversión y el desarrollo de la
economía–, la llegada de entidades extranjeras ha sido más limitada, incluso
con varias experiencias fallidas. Entre otros factores, el vínculo de la banca
privada nacional con operaciones del Estado, el acceso a clientes privilegiados
y las importantes mejoras en la eficiencia producto de la incorporación de
tecnología explican la salida de algunos bancos extranjeros del mercado
brasileño”.
En el caso mexicano, las
sucesivas crisis financieras en un periodo relativamente corto contribuyeron,
junto con otros elementos, a cambiar la percepción respecto de la
presencia de bancos extranjeros, que en la actualidad es la más alta de América
Latina. Entre los más activos estuvieron los bancos españoles. En los años
noventa, América Latina también representaba una oportunidad única para los
grandes bancos ibéricos, en especial para el Santander y el BBVA. Otras
opciones más cercanas, como las que ofrecían otros países europeos, mostraban
mercados maduros y escasas posibilidades de adquisiciones, además de altos
precios. Las grandes entidades bancarias españolas encontraron en América
Latina (especialmente en México) el medio para consolidar su activo proceso de
internacionalización, no sin contar con los aperturistas gobiernos
neoliberales.
A estas alturas, las
trasnacionales financieras concentran 20 por ciento del sistema bancario
brasileño y 90 por ciento del mexicano. México pasó de ser uno de los
países más cerrados a la inversión extranjera en el sector bancario a ser uno
de los que tenía mayor participación de entidades foráneas en el sistema. No
obstante, y pese a su nivel de desarrollo, el país posee un sistema bancario
reducido en relación con su nivel de desarrollo, lo que indica lo difícil que
ha sido superar dos grandes crisis bancarias en poco más de una década. A pesar
de todas las facilidades otorgadas por el gobierno, la industria
financiera que opera en México sigue presentando cierto grado de subdesarrollo
y los créditos entregados por el sector bancario lo sitúan aún lejos de las
mayores economías latinoamericanas. Parte importante de las actividades de los
bancos españoles en América Latina se centró en México después de que en 1998
(el gobierno, después del Fobaproa) eliminó todas las restricciones al capital
extranjero en la banca.
En general, explica la
Cepal, los mercados latinoamericanos ofrecían un bajo nivel de bancarización,
amplios márgenes de intermediación, altas rentabilidades potenciales y el
mejoramiento de los sistemas de supervisión y regulación bancaria. Todo ello
abrió interesantes oportunidades de negocios. Simultáneamente, se
percibían carencias de capital y de nuevos productos para hacer frente a una demanda
creciente de servicios financieros. Todo esto ocurría en un contexto de
idioma, cultura e historia comunes, un factor que resulta limitativo en otros
escenarios, pero que en este caso propiciaba la transferencia no sólo de
capital, sino también de tecnología y técnicas de gestión. Para ello se aplicó
una ambiciosa estrategia de adquisición de grandes entidades financieras
nacionales que contaban con una importante base local de depósitos, que las
convirtió en líderes en la mayoría de las economías regionales. Esta dinámica
contribuyó notablemente a acentuar la concentración del mercado bancario
latinoamericano. En la actualidad, las tres primeras entidades superan el 50
por ciento de los activos del sistema y las 10 mayores alcanzan más de 85 por
ciento.
En una primera etapa,
los bancos extranjeros se focalizaron en los países de tamaño medio, con la
evidente excepción de Brasil y México. Una vez consolidada su posición en los
mercados locales, las principales entidades españolas concretaron nuevos planes
de diversificación. En este ámbito, se destaca el acceso al negocio de las
administradoras de fondos de pensiones y los seguros. A comienzos del nuevo
siglo, Santander y BBVA ingresaron con gran fuerza a los mayores mercados de la
región (Brasil y México) y definieron lo que sería su renovado patrón
estratégico mundial. Paralelamente, concretaban nuevas adquisiciones en Europa
mediterránea y Reino Unido. El mercado brasileño resultó especialmente difícil
para los bancos españoles. De hecho, la intensa competencia con las entidades
locales obligó al BBVA a retirarse rápidamente de ese mercado, mientras
Santander ha realizado grandes esfuerzos para mantener e incrementar su
participación.
Las rebanadas del pastel
No es lo mismo que lo mesmo. Muchos
preguntan ¿cómo vieron el debate?, mientras Ricardo Salinas Pliego cuestiona:
¿cómo?, ¿vieron el debate?
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