Carlos
Fernández-Vega
México SA
Pobreza: ¿y los candidatos?
¿Cuál es su plan de acción?
Soluciones, no bla, bla, bla
Más allá del insípido arranque formal de
sus respectivas campañas, los desabridos espots con los que bombardean al
electorado y el cotidiano bla, bla, bla, ¿cómo enfrentarán los candidatos –y,
se supone, resolverán– una de las más lacerantes urgencias nacionales, es
decir, la creciente pobreza en el país? ¿Lo harán al estilo Felipe Calderón o,
lo que es lo mismo, negarán categóricamente su existencia a golpe de
discurso? Hasta ahora nada, absolutamente nada, han mostrado los siempre
sonrientes persecutores del hueso mayor. Mucho ruido, cero propuestas, y uno
que otro mareo, como si el horno estuviera para bollos.
¿Incapacidad?
¿Desinterés? ¿Estrategia de campaña? ¿Cuál es el plan de acción de los
candidatos para atender dicho problema?, porque por lo visto, el tema es tabú,
mientras 57.7 millones de mexicanos (y contando) sobreviven en la pobreza y la
miseria. Mientras alguien les recuerda a los señores y la señora que se marea
la existencia de tan delicado problema, el Centro de Investigación en Economía
y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, aporta
elementos (¿Es México un país de pobres?) para que –tal vez en fecha próxima–
tengan la gentileza de ilustrar al electorado sobre su plan de acción –si es
que lo tienen– para comenzar a solucionar tan dramática circunstancia. Va pues.
Entre 2001 y 2011 el crecimiento del
producto interno bruto (PIB) de México a duras penas alcanzó una tasa promedio
anual de 1.9 por ciento, lo que ha constituido una limitante para el desarrollo
nacional, con implicaciones negativas en bienestar, productividad, competitividad
y equilibrio social. El magro crecimiento económico revela un escenario
desfavorable en el desempeño de variables estratégicas de desarrollo ulterior
como inversión, consumo privado, empleo y salarios.
La precaria situación del mercado laboral
constituye una de las consecuencias más graves del escaso crecimiento económico
y que a su vez tiene fuerte impacto en el incremento de la pobreza. En este
sentido, no únicamente la desocupación y sus condiciones críticas han dado
cabida a una mayor marginación; la caída del poder adquisitivo (considerando el
índice oficial de precios de la canasta básica) ha sido otro un factor
determinante. En términos reales, no se ha recuperado el poder adquisitivo del
salario mínimo. En la actualidad, solamente representa 23 por ciento de lo que
constituyó a mediados de la década de los años 70; más aún, entre 2000 y 2011
tuvo un retroceso adicional de 4 por ciento. Aún más delicado es que, de
acuerdo con el Coneval, entre 2006 y 2011 el ingreso per cápita promedio real
disminuyó 25 por ciento cuando la comparación se realiza mediante los precios
de la canasta básica.
Una consecuencia natural del bajo
crecimiento económico y del deterioro en el poder adquisitivo es el aumento en
el número de personas pobres. Según la medición de pobreza por ingresos, entre
1992 y 2010 el número total de pobres aumentó 25 por ciento, contabilizando
57.7 millones de mexicanos afligidos por este problema, cifra superior a la
registrada hace casi 20 años, cuando se registraron 46.13 millones. Entre 2006
y 2010 la pobreza ha crecido de manera sostenida, siendo la parte más delicada,
la pobreza alimentaria: un incremento de 44 por ciento a nivel nacional, 80 por
ciento urbano y 26 por ciento rural. La pobreza por ingresos en México supera
incluso la población entera de varios países, por lo que el ejército mexicano
de pobres no puede pasar por desapercibido.
Esta situación de pobreza tiene un
vinculación directa con el aumento de la inseguridad en el país: en sólo 10
años se han elevado 22 por ciento las denuncias a nivel nacional. El incremento
de la pobreza se ha convertido en un hecho incontrovertible, ante el cual las
políticas públicas poco han podido hacer. Medido por el índice de la tendencia
de la pobreza laboral (ITPL), el incremento registrado entre 2006 y 2011 a
nivel nacional es de 21 por ciento. Sin lugar a dudas lo anterior sintetiza que
los programas de atención a la pobreza únicamente constituyen un alivio
temporal, y muy endeble, a un problema estructural que aumenta con el desempleo
y la precariedad laboral que enfrentan millones de mexicanos.
Lo descrito se ve exacerbado por el hecho
de que, entre 2010 y 2011, la tendencia de la pobreza que marca el mercado
laboral continúa en ascenso y reporta nuevos niveles récord, aún en entornos de
crecimiento económico. Las cifras son contundentes: entre 2006 y 2011 el ITPL
rural solamente se elevó 3.8 por ciento, mientras el urbano lo hizo en 29.3 por
ciento. Por tanto, la marginación se ha generalizado. Evidentemente que parte
de ello es atribuible a que un aumento de la pobreza en el ambiente rural
representaría segregar a un grupo de mexicanos que ya viven en un entorno
crítico. Además, a esos lugares llega una parte considerable de los recursos
canalizados mediante el programa Oportunidades, el mecanismo oficial diseñado
para tratar de minimizar el avance de este cáncer social. Oportunidades es bien
evaluado porque ayuda a la gente más pobre a sobrellevar su situación, pero es
evidente que no tiene la capacidad de contribuir a la solución real del
problema.
No obstante que la situación de pobreza ha
penetrado el entorno urbano, la mayor marginalidad se sigue presentando en
estados y municipios predominantemente rurales. Existen municipios donde la
pobreza supera el 97 por ciento de la población total y los 15 municipios en
los cuales esta situación es más grave tienen a más del 96 por ciento de sus
respectivas poblaciones en pobreza. Lo mismo sucede en los 15 municipios donde
la situación de pobreza extrema rebasa a 73 por ciento de su población. En
realidad, dichos municipios se encuentran en el sur y sureste de la República
Mexicana, es decir, en estados poco industrializados y que a pesar de tener
recursos naturales abundantes no cuentan con una infraestructura
suficientemente desarrollada como para mejorar la calidad de vida de su
población. Un elemento relevante es el hecho de que mil 3 municipios tienen a
75 por ciento o más de su población en situación de pobreza, y 190 concentran
la mitad de la población en pobreza del país. Lo descrito refleja las casi
nulas oportunidades que existen en tales localidades para aspirar a un mejor
nivel de vida.
Las rebanadas del pastel
Más de 60 millones de mexicanos en pobreza encontrará
quien se instale en Los Pinos el próximo primero de diciembre. ¿Cómo y con qué
responderá el ungido a esta brutal emergencia nacional?
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