lunes, febrero 06, 2012

Ubicar al enemigo : María Teresa Jardí



Ubicar al enemigo
Por María Teresa Jardí


La verdad, como Espartaco, siempre regresa. En algunos lugares como la Península Ibérica de manera novelada se ha ido estableciendo, desde hace ya un buen rato, la historia de la dictadura franquista.
En México más con libros testimoniales, a veces sin fuentes claras o documentados solamente con notas de la prensa escrita, también se ha ido escribiéndose la historia de la corrupción infinita de la clase político/ empresarial y empresarial/ política vinculada al narcotráfico, cuando no abriendo las puertas del narco elegido, lavando el dinero que produce el mantener la droga como mercancía clandestina.
En el caso del imperio yanqui, buena parte de la información se debe a quienes sin duda van a ser considerados héroes en el futuro mundo posible. Daniel Ellsberg, el hombre que desveló en 1971 los papeles del Pentágono sobre la guerra de Vietnam, el analista de inteligencia del Ejército de Estados Unidos Bradley Manning, detenido por la filtración del vídeo de la matanza de Bagdad y ni que decir de Julián Assange y Wikileaks que tan grandes servicios le han prestado a la humanidad.
La información ha fluido en el caso mexicano y hoy sabemos que no sólo, y digo no sólo porque desde hace muchos años se sabía, que el gobierno, del impresentable imperio yanqui, le pidió al impresentable también gobierno mexicano, que sembrara amapola en nuestro territorio, eligiendo a la Sierra Tarahumara para hacerlo, porque necesitaba la droga para mantener a sus soldados que regresaban de Vietnam convertidos en psicópatas tranquilos a base de mantenerlos drogados.
Ahora sabemos también que la CIA y la DEA en México desde hace muchos años llevan interviniendo, introduciendo las armas para los narcos y los grupos mercenarios, entre los que se puede ubicar sin miedo a equivocarnos, el ejército paramilitar de hombres de negro que García Luna comanda.


Las agencias yanquis lavan el dinero de la droga que las propias agencias trafican para beneficio propio, mantenimiento del sistema financiero yanqui y como fuente de divisas, lo mismo para la compra de guerrillas a modo, útiles para poner y quitar dictadores, que en aras de planes criminales como el impuesto en Colombia, que el que en México ya causa sesenta mil víctimas reconocidas que, como Iniciativa Mérida fue impuesta, sin haber logrado reventar todavía al país, debido a la vocación pacifista mexicana, incluso de los grupos que motivos tienen para convertirse en guerrillas.
Ahora ya lo sabemos y no podemos continuar analizando lo que en México ocurre como si no estuviéramos enterados de nada.
Ubicar al enemigo es lo primero que se hace en una guerra y contra los mexicanos se está aplicando una guerra de exterminio. Guerra que o enfrentamos los mexicanos comunes y corrientes o nos condenamos a seguirla viviendo sin importar quién acceda a la Presidencia.
Queda claro, y también lo digo, que de entrada distintas van a ser las cosas si se deja llegar a AMLO con el voto ciudadano que mayoritariamente tiene destinado sin ninguna duda. A pesar del PRD, a pesar de la compra de votos, a pesar de las ofertas y arreglos, a pesar de “la maistra” impresentable que se vende al mejor postor por estos días. El voto está definido y el pueblo mexicano ha decidido apostar sensata y mayoritariamente por Andrés Manuel. Pero en llegando AMLO también tiene que actuar en aras de lo que ya se conoce, combatiendo el intervencionismo yanqui y firmando un nuevo pacto social entre mexicanos, no entreguistas, que impida entre otras cosas el uso electorero en contra de gobernadores o exgobernadores, como está haciendo la derecha panista hoy contra los priístas de Tamaulipas, que podrían ser de cualquier lugar y de cualquier partido, por haber actuado en términos de lo que ha sido el manejo del narcotráfico en México, decidido desde la cabeza misma del poder Ejecutivo.

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