martes, febrero 07, 2012

No es una cuestión de género, sino de proyecto : Guillermo Fabela Quiñones



No es una cuestión de género, sino de proyecto
Apuntes
Guillermo Fabela Quiñones


Como era previsible, Josefina Vázquez Mota se impuso en la contienda interna del PAN, tal como lo mostraban las encuestas. Sin embargo, esto no significa que el partido blanquiazul tenga asegurado el triunfo en los comicios de julio próximo, sino que cuando menos hará un mejor papel que el que hubieran hecho Enrique Cordero y Santiago Creel. El voto de castigo del pueblo contra el desgobierno de Felipe Calderón será menos ostensible, y las pérdidas en el Congreso también menos dramáticas. La derecha seguirá teniendo presencia en el escenario político nacional, aunque no con la importancia que hubieran querido sus líderes.
Las bases panistas demostraron un asomo de sensatez al votar en contra del delfín del inquilino de Los Pinos, quien hubiera favorecido una derrota aún más estrepitosa en la contienda de julio, pues muchos votos conservadores se hubieran dirigido al PRI. Con Vázquez Mota como abanderada panista, Enrique Peña Nieto habrá de perder muchos votos de la derecha. Las fuerzas democráticas del país ni ganan ni pierden, aunque también es válido suponer que votos del sector de indecisos se irán hacia el bando blanquiazul, al no alcanzar a comprender que Andrés Manuel López Obrador representa un verdadero cambio democrático, favorable sobre todo a las clases mayoritarias, a los pequeños y medianos empresarios.
En definitiva, en las elecciones venideras lo que estará en juego no es el futuro de tal o cual partido, sino la sobrevivencia misma de los mexicanos. No se reducen a una cuestión de género, que podría resolverse con la inclusión de una mujer al proceso electivo, sino a la puesta en marcha de un proyecto de nación que rescate las muchas posibilidades que tiene México de superar sus graves contradicciones. Tal proyecto sólo puede encauzarlo y liderarlo el político tabasqueño, por la sencilla razón de que no tiene compromisos con los intereses que tienen maniatado al país desde hace tres décadas.


La terca realidad nos muestra que tanto el PRI neoliberal, como el PAN ultraconservador, no tienen otro proyecto que el que han abanderado en estas tres últimas décadas, lapso en el que el país se derrumbó de manera por demás lastimosa, a extremos inauditos como los que se viven actualmente. No hay posibilidad alguna para que pudieran ofrecer lo que no están en posibilidad de realizar, como se evidenció en este sexenio. Es por demás evidente que Calderón no quiso cumplir una sola de sus promesas de campaña, sino todo lo contrario, como lo patentizan los hechos. Además, para asegurarse de que su programa antidemocrático y entreguista seguirá en marcha, ha utilizado a la fracción antidemocrática del Congreso para sacar iniciativas que atentan contra los intereses populares.
Calderón dejará no sólo un país en quiebra moral, sino al borde del abismo fascista del que sólo podremos salir con un proyecto democrático de largo alcance, el cual ni Josefina Vázquez Mota, ni mucho menos Peña Nieto están en posibilidad de poner en marcha. Ni quieren, por su filiación de clase, ni pueden, por sus enormes intereses con la elite económica.
En julio venidero dos proyectos estarán en disputa: el del futuro democrático y progresista que abandera López Obrador, y el de la reacción antidemocrática que enarbolan Peña Nieto y Josefina. Es preciso que esto quede bien claro para los electores, para la ciudadanía en general, pues seis años más de lo mismo, un sexenio más de la ultra derecha en Los Pinos, serán el fin definitivo de un país que tuvo enormes posibilidades de ser la principal potencia política y económica de América Latina, y que ahora va a la zaga de casi todos los pueblos del subcontinente.
Es vital que la ciudadanía se pregunte qué nos ha dejado el régimen reaccionario de los neoliberales priístas y panistas, y se responda con absoluta honestidad. No sólo somos ahora una nación sumergida en el lodazal de la violencia extrema, sino que los ingresos de las familias mexicanas se han caído estrepitosamente, a niveles comparables a los de Haití, según datos de la CEPAL. México no se merece esta situación, que no es obra de la mala suerte, sino de un “proyecto” hecho para enriquecer a una elite depredadora, protegida por una clase política que no tiene más programa de trabajo que aprovechar la oportunidad para enriquecerse también, como lo demuestra la camada de mega millonarios surgidos desde el arribo de Carlos Salinas de Gortari a Los Pinos, quien espera regresar al poder de la mano de Peña Nieto.

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