miércoles, febrero 01, 2012

Febrero bisiesto : Virginia González Melgarejo



Febrero bisiesto
Por: Virginia González Melgarejo


El medir y contar el tiempo ha estado presente en todas las culturas. Las culturas prehispánicas tenían un conocimiento muy exacto de la manera de medir el tiempo. Los mayas y los aztecas, tenían calendarios que median con precisión los ciclos de la luna; también hay calendarios egipcios, chinos, budistas y casi 40 calendarios en el mundo. Nosotros basamos la medida del tiempo en el calendario gregoriano, que está adoptado prácticamente en todo el mundo y fue llamado así en honor al papa Gregorio XIII. Este calendario estaba, a su vez, basado en el calendario juliano, nombrado así en honor a Julio César, y que era el calendario de los romanos.
Para empezar, de ahí proviene el nombre de calendario, pues se hacía referencia a las calendas, que eran los primeros días, es decir el principio de cada mes. En las calendas se daban a conocer las celebraciones de las fiestas religiosas romanas; después, continuaban las nonas que eran los cinco o siete días siguientes y, posteriormente, los idus entre los días 13 y 15. Después de estos días, la referencia eran las caléndulas del siguiente mes. Además de que el año romano empezaba en el mes de marzo, Rómulo propuso para medir el tiempo un calendario de 10 meses, quedando en 355 días y trataba de adaptarse al ciclo lunar, pero aún así seguía desfasado. Con el paso de los años, no coincidían los ciclos así que, posteriormente, Pompilio trató de arreglar esa situación y se le ocurrió la brillante idea de agregar cada cuatro años dos meses más, uno de 22 días y otro de 23 días. ¿Se imagina?


Los nombres de esos meses aún se conservan y en su mayoría eran nombres que honraban a sus dioses, pero ni así median correctamente el tiempo. Mas tarde el emperador Julio César trató de ordenar ese desfase e hizo una nueva corrección al calendario, tratando de ajustar ese tiempo, y ordenó que el año sería de 365 días con cinco horas y 52 minutos, todo esto sucedía allá por el año 46 antes de Cristo y el emperador, para compensar esas cinco horas con minutillos que aun sobraban y que cada cuatro años formaban un día, ordenó que el día que debía agregarse sería en el sexto día antes de las calendas de marzo, “bis sextus dies ante calendas martias”, es decir, habría dos días sextos antes del inicio del mes de marzo, que en esta época sería como si hubiera dos días 24 de febrero.
El papa Gregorio, apegándose al calendario litúrgico, en el concilio de Trento celebrado en 1582, ajusto ese dos veces sexto día, agregando un día al segundo mes del año en todos aquellos años divisibles por cuatro, así que de ahí es de donde proviene el termino bisiesto ¿usted lo sabía?

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