lunes, enero 09, 2012

Una sociedad sana es lo que necesita México de manera urgente : María Teresa Jardí



María Teresa Jardí
Una sociedad sana es lo que necesita México de manera urgente




El bautizado por la sociedad mexicana como el monumento a la corrupción, monumento que se conoce también ya así en el extranjero, no debió ser inaugurado por Felipe Calderón por cuestiones de inteligencia. Más le valía haberlo dejado así y que no se recordara también que, por la noche y de manera adelantada, fue inaugurado por el usurpador el monumento recordatorio de la corrupción inmoral, inaceptable, inaudita de los gobiernos encabezados por el PAN que a México han convertido en un Estado fallado.
Quién sabe cuándo se vaya a recuperar el país. Lo más probable es que no lo vean ni los nietos de nuestros nietos. La derecha llegada con los tecnócratas luego de los garrafales errores de los mal llamados populistas que habían sembrado ya el mal al que la derecha prianista le sumó el cúmulo de vicios que en la cara le revientan a los panistas; al punto de no poder ganar una elección, el PAN, sin que esté marcada por el “haiga sido como haiga sido”, como acaba de suceder con Morelia, con lo que se ahonda el michoacanazo que de suyo ya tenía por objeto el sentar en la silla del gobernador a la hermana del espurio que acaba de convertirse en genocida.


Se enredan también las cosas en España. La corona enfrenta los malos manejos del marido de la infanta y el PSOE se prepara en medio de toda clase de acusaciones a elegir entre la exministra de Defensa de Rodríguez Zapatero, al que también abuchean, y Pérez Rubalcaba, quien perdiera cuatro millones de votos para el PSOE, frente a la derecha encabezada por Rajoy, que mintiendo llegó y quien se exhibe ya como el simple comparsa a modo, destinado a hacer lo que el imperio le mande, de acuerdo con lo que ordenen los capitales financieros que acaban con el mundo. Y aunque muchos catalanes sigan soñando con aquello de que “ya somos Europa”, España ya vuelve a ser considerada más cercana a África, que a Europa, por la propia Europa, en la que tampoco es que vayan bien las cosas. Italia baja de rango y Grecia nunca alcanzó ni siquiera a tener un rango. Alemania y Francia se disputan, con besitos de por medio, eso sí, el ser los líderes, en solitario, de un euro que hace agua.
Y ni en México ni entre los yanquis las campañas electoreras en marcha despiertan ya la esperanza de que el cambio es posible. Al final se ha ido imponiendo la certeza de que no hay cambio posible, aunque el Cono Sur nos demuestre lo contrario. Esa negativa, tan mexicana, a volver los ojos al Sur donde pertenecemos como nación hermanada por el origen, incluso evidenciado en nuestras lenguas. Ese afán, tan mexicano, de mantener los ojos clavados en un Norte, que nos desprecia, y al que despreciamos. Que nos desprecia a pesar de ser, en parte al menos, no hay porqué quitarle responsabilidad ni a la sociedad ni a nuestros desgobiernos, responsable el imperio de lo malo que nos pasa y a lo que no se le ve salida.
Porque, sí, muy bien lo del amor y lo del perdón, lo de la educación y el empleo. Pero sin seguridad no hay ni amor que valga ni perdón que haga olvidar el cúmulo de muertos. No es la pobreza lo que produce la inseguridad que en México se vive. Con la pobreza no se acaba porque no hay mejor negocio para los empresarios que el que les producen los pobres.
México necesita refundarse como República. Lo que pasa por un nuevo Constituyente y por caras nuevas capaces de motivar a una sociedad apagada porque en el fondo sabe que no existe perspectiva de mejor futuro. Ni siquiera se ha empezado a entender aquí que lo principal está en la salud social, que es la única que puede propiciar el cambio.
En el Distrito Federal el mejor candidato, sin duda, era Mario Delgado. Incluso un grupo de investigadores universitarios se habían pronunciado mediante un desplegado al respecto. Pero Ebrard quiere imponer a Mancera y a Delgado se le hace de lado. No estaría mal que fuera Fernández Noroña el elegido. Pero ni va a serlo ni tendría igual la menor posibilidad de triunfo en una sociedad manipulada por la telebasura. Es probable que el PRD pierda la capital de la república.

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