domingo, octubre 09, 2011

Se hacen bolas hasta en las cifras : María Teresa Jardí



Se hacen bolas hasta en las cifras
María Teresa Jardí


Los cadáveres que van apareciendo en Veracruz hablan del cementerio en que se ha convertido a México. Pero no nos equivoquemos, tampoco es que se estén desenterrando los cadáveres tirados como basura en las vías públicas porque, de hacerlo, el país entero empezaría a oler a podrido. Aunque también eso llegará si no logramos de alguna manera, como sociedad pensante, imponer a AMLO, contra todo el aparato, como el único garante de un México menos lamentable. Muchos, es obvio, que permanecen todavía guardados, se tiran porque de a poco, uno a uno se van militarizando todos los estados del país que hace doscientos años se alzara como nación soberana. Convertido México hoy en un país en el que ya ni siquiera se puede contar, aunque sea para fingir que las cosas son de otra manera de cara a la contienda que viene, con un árbitro con todos los consejeros aunque lo sean a modo de los partidos sin ideología, que en los ciudadanos lo único que ya despiertan es flojera, incluso porque que no se cuidan siquiera de no evidenciar que lo único que representan son los propios intereses de su dirigencia.
Calderón acordó, sometido que está al imperio y porque se sabe usurpador y porque es un genocida y es una mierda, la descomposición del país y por todos lados brotan al respecto las evidencias.


Como en general se hacen largas las colaboraciones, a veces las ideas quedan a medias. Terminaba alguna de mis colaboraciones de la semana pasada diciendo que lo de las reivindicaciones a los “estallidos” por parte de un grupo que se dice “ anarquista” y que se denomina a sí mismo “Células del Fuego Fracción Federación Anarquista Informal de México”, suena a pifia desesperada de cara a la represión en marcha utilizando a los muchos grupos paramilitares entrenados como escuadrones de la muerte por los varios ejércitos que en México se coleccionan, regulares unos e irregulares los otros, aunque funcionando ya todos de manera irregular como la policía que ya no existe tampoco en nuestro país. Grupos paramilitares que se exhiben incluso en la telebasura convertidos en show mediático de producciones García Luna. Represión en marcha, que ha sido decidida, sin leyes o con leyes a modo, sin reformas o con ellas.
Los cadáveres tirados en céntricas avenidas del estado de Veracruz, donde por cierto la sociedad veracruzana, rica --tengo entre ella a una de mis mejores amigas--, hasta hace unos días se empeñaba en decir que en su estado todo iba de maravilla, habla de la decisión en marcha de militarizar el país de acuerdo con la dictadura que en México ya salta a la vista que se impone por la derecha panista.
Lo que se me quedó en el tintero es que, aunque por ahora no sean, eso no quiere decir que no vayan a surgir en México grupos guerrilleros, merced a los esfuerzos desesperados que viene haciendo la derecha panista ciega y autista que busca lograr, para justificar, la represión descarada que contra el pueblo impone, ya convertida en masacre sin fin, que el pueblo harto diga ¡ya basta! de tanta injusticia eligiendo esa vía.
El mundo está poniendo el ejemplo de que también hay otras vías. Y también puede ser, y hay que hacer votos para que así sea, que la sociedad mexicana, a pesar de lo acotada por la baja educación impuesta, de pronto se alce siguiendo el ejemplo de los indignados que contra Wall Street incluso en el corazón del imperio ya se manifiestan.
La vocación pacifista de los mexicanos es tan grande que por ahora todos le dan la posibilidad de llegada a AMLO para que el cambio, aunque sea lento, se logre de manera pacífica. Simplemente, por ahora, es obvio que no parecen de una guerrilla los deslindes de acontecimientos que más bien a todas luces parecen obra del desgobierno que está desesperado elaborando leyes a modo de la represión que impone, en aras de aumentar incluso el tono de la limpia que ya casi llega a los cien impunemente ejecutados diarios, a los que se suman las diarias desapariciones forzadas de personas que ya se cuentan por miles.

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