jueves, octubre 13, 2011

Jaime Ornelas Delgado : Coalición: alianza vergonzante



TENDAJÓN MIXTO
Coalición: alianza vergonzante
Jaime Ornelas Delgado

Un grupo de 46 políticos e intelectuales, vea usted, de la talla de Xóchitl Gálvez, Diódoro Carrasco, Carlos Navarrete y Ernesto Ruffo Appel, publicaron el lunes pasado un desplegado donde se pronuncian por incorporar a la Constitución Política la figura de gobierno de coalición “si ningún partido dispone de mayoría en la presidencia y en el Congreso.” La propuesta no causa sorpresa ya la venían planteando Marcelo Ebrard, Manlio Fabio Beltrones y Santiago Creel, entre otros, también firmantes del mencionado desplegado.

Las coaliciones, en si mismas no son negativas y aun deseables si quienes las integran sostienen por separado propuestas programáticas, proyectos y objetivos semejantes aunque en un momento dado mantengan formas organizativas distintas, pero sobre todo son necesarias cuando los ciudadanos las conciben y reclaman como necesidad de unir esfuerzos de fuerzas políticas que tienen propósitos comunes y son elegidos para gobernar en coalición. Por eso, un gobierno así entre las izquierdas y la derecha, carece de sustento político, ideológico y popular. Los problemas que presenta un gobierno así, son muchos e insalvables. Por ejemplo, ¿cómo podrá gobernar un gobierno de coalición entre la izquierda y la derecha, como lo han propuesto algunos de los abajo firmantes, si los partidos representativos de esas formaciones políticas tienen, si son legítimamente de izquierda y de derecha, intereses, plataformas y objetivos distintos y antagónicos?



Pero ¿por qué surge una propuesta cómo ésta? Sin duda, este tipo de proposiciones muestran la pérdida de identidad política e ideológica de sus promotores. Significa un excesivo pragmatismo y la carencia de un proyecto que proponer a los ciudadanos para atraerlos a las urnas en apoyo del país al cual se aspira. Entonces, la coalición hace perder el sentido de la política electoral, que es del de proponer y promover proyectos de nación diferenciados y definidos ideológicamente, con el fin de que los ciudadanos decidan cual de ellos es el que quieren construir. De otra maneara, parece lo mismo uno que otro, el del PAN, el PRI, el del PRD de los Chuchos y Camacho Solís que el de las izquierdas. Y no, no son iguales. En todo caso, si los ciudadanos ya no podemos elegir entre opciones diferentes, la próxima propuesta será eliminar las elecciones, bastará con que se pongan de acuerdo los partidos en un programa de gobierno que acepten todos sin necesidad de “los molestos, largos y costosos procesos electorales.”


Llevada al extremo la mezcolanza ideológica, posturas políticas e idearios incompatibles entre si que supone el gobierno de coalición, tiene como efecto borrar, diluir y hacer imperceptible a los ojos de la ciudadanía las deferencias entre izquierda derecha, es correrse al centro donde no hay compromiso ni identidad.

Uno de los ejemplos en el que han insistido algunos de los que proponen las coaliciones, es la educación. Se dice, tramposamente, que todos están de acuerdo en un programa de gobierno para impulsar la educación en todos sus niveles. Plantearlo así es suponer, o pretender hacernos creer que en educación no hay propuestas distintas surgidas de las diferentes visiones que se tienen de la sociedad. ¿De qué educación se trata, de la Dianética y la Cienciología o de una educación crítica? ¿Educación laica o confesional? ¿Educación liberadora o alienante? La respuesta a estas interrogantes, establecen la diferencia entre las izquierdas y la derecha. Y lo mismo ocurre, con el petróleo, las empresas estatales, la energía eléctrica o la ley laboral, reglamentaria del artículo 123. Hoy, en realidad, lo que requiere y demanda el movimiento social es un proyecto de nación opuesto al neoliberal, que impusieron y sostienen el PAN y el PRI.

Para quienes, como Marcel Ebrard, sostienen que “coalición o PRI” parecen no haber comprendido lo ocurrido en las últimas elecciones estatales. Las alianzas electorales del PRD con el PAN, de las que se supone surgiría un gobierno multipartidista en los tres procesos donde triunfaron, no llevaron al gobierno a nadie que no fuera priista, a los que se suponía querían detener con la alianza. No nos vayan a salir ahora con un candidato para formar un gobierno de coalición como Manlio Fabio Beltrones y nos vengan a decir que, con él, van a impedir el retorno del PRI a la presidencia de la República. Son capaces.

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