jueves, septiembre 15, 2011

Falsa noción de “terrorismo” : Guillermo Fabela Quiñones


Falsa noción de “terrorismo”
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes


Mientras en el acto conmemorativo de la gesta de los Niños Héroes se hacía mención a que en México hay más de cien millones “de verdaderos compatriotas, auténticos y bragados, que se esfuerzan para dar fisonomía propia y grandeza a nuestro país”, aunque la mitad de ellos vivan en condiciones de pobreza extrema, en la Cámara de Representantes de Estados Unidos se escuchaban voces pidiendo que se incremente la injerencia de esa nación en los asuntos de México, bajo el pretexto de la lucha contra la delincuencia organizada, cuya violencia no dudan en afirmar que se equipara “totalmente a la noción de terrorismo”.
Como el fantasma del terrorismo ya hizo sus estragos en el país vecino, ahora se quiere exportar esa trampa nefasta a nuestro territorio, con el fin perverso de justificar un intervencionismo más directo sobre el Estado mexicano. Legisladores republicanos demandaron duplicar el despliegue de agentes fronterizos y completar la valla de seguridad en áreas urbanas, pues “ha llegado el momento de que reconozcamos la necesidad de una estrategia de contrainsurgencia”, como afirmó Connie Mack, jefe del Comité para América Latina de la Cámara de Representantes.
En pleno siglo veintiuno la política del “Gran Garrote” que enarboló Theodore Roosevelt para expandir la dominación del imperio sobre territorio latinoamericano hace más de cien años. “La realidad es clara, aunque México no quiera admitirlo: hay una insurgencia en estos momentos junto a la frontera”, puntualizó Mack. Tal afirmación es falsa, desde luego, pues lo que hay es una escalada de violencia como consecuencia de la descomposición del tejido social, que ha generado una ola de criminalidad ajena por completo a lo que se conceptúa como insurgencia.


Sin embargo, aunque así fuera, que en la franja fronteriza hubiera signos de levantamientos catalogados como insurgencia revolucionaria, mientras sucedan en territorio mexicano los estadounidenses no tienen derecho a entrometerse. Lo hacen los ultra derechistas porque ven que hay condiciones idóneas para intervenir con más firmeza en los asuntos de los mexicanos, debido a que saben perfectamente que contamos con un gobierno federal sin nociones de patriotismo, cuya prioridad es aprovecharse del poder para lucrar con los bienes nacionales.
De ahí que discursos como el pronunciado por una cadete del Colegio Militar, para recordar la gesta heroica de los Niños Héroes que dieron su vida al enfrentar a los invasores estadounidenses en 1847, no son más que palabrería hueca. Y en esta oportunidad no sólo eso, sino demagogia barata que se pierde en el vacío. Al viejo estilo priísta, de lanzar ataques a diestra y siniestra sin identificar a los destinatarios, la lectora del discurso pergeñado en Los Pinos se lanzó a una “defensa” del gobierno de facto de Felipe Calderón, con palabras sibilinas acabó por hacer incomprensible su alocución.
Es de dudarse que haya “más de cien millones de optimistas (en México), que son ejemplo del ahínco nacional”. ¿Quién podría serlo en realidad cuando el país se nos está deshaciendo por la voracidad de la oligarquía y la gran corrupción del grupo en el poder? No se puede confundir estoicismo con optimismo, que es lo que caracteriza al pueblo mexicano. Es capaz de enfrentar todo tipo de adversidades sin desmayar, “sin rajarse”, como así ha sido siempre. Por eso no se arredra ante todo tipo de peligros, como cruzar la frontera del Norte en busca de las oportunidades que aquí se le niegan, situación que podría corregirse fácilmente si en la Casa Blanca hubiera voluntad para superar las causas profundas del problema de la migración ilegal hacia su territorio.
No lo hacen porque se acabaría el gran negocio de la explotación de la mano de obra indocumentada, situación que las autoridades mexicanas solapan, porque les conviene mantener abierta la puerta de la migración para reducir las presiones de millones de desempleados. Esto es lo que subyace en el fondo de la cuestión migratoria, y lo que debería ser atendido con sentido social y patriotismo por el gobierno mexicano. Por eso es muy lamentable que se desaprovechen oportunidades como la conmemoración de la invasión estadounidense a nuestro territorio, para fijar posiciones de verdadero patriotismo.
En vez de eso se aprovechó la tribuna para soltar frases incomprensibles como las siguientes: “Dejemos las excusas que disculpan todo y nada alivian, que impiden redoblar la marcha y multiplicar esfuerzos”. Imposible saber a qué se estaba refiriendo la cadete. Afirmó que “el real desencanto está en su miopía (de los críticos de Calderón), en su desaliento y en el acendrado pesimismo que genera en su mente una conmoción antinacionalista empeñada en transformar el denuedo en fracaso”. Es precisamente al revés: no se trata de miopía, sino de una visión periférica que permite analizar con objetividad una realidad inocultable, la de un país cuyo pueblo estoico no ha permitido que la nación se vaya al carajo.

(gmofavela2010@hotmail.com)

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