miércoles, septiembre 14, 2011

Batidero de trinquetes : Alejandro Gertz Manero



Alejandro Gertz Manero
Batidero de trinquetes


El país y los mexicanos no merecemos ni debemos soportar el batidero de
trinquetes que a diario nos echan encima un montón de rateros
disfrazados de seudopolíticos, junto con sus cómplices empresariales,
que son iguales o peores que ellos, ya que ninguno tiene llenadero en su
compulsión por robar, prevaricar y asaltar a la nación y a quien se
deje, ya que todo lo ven como un botín al que hay que exprimir hasta
dejarlo exhausto, en una contradicción suicida, ya que ellos mismos
están aniquilando el lugar donde nacieron, donde quieren vivir en la
opulencia, pero que al mismo tiempo destruyen estúpidamente.

La capacidad de estos pícaros para coludirse, taparse y trinquetear sin
descanso se acredita de manera cotidiana, y un ejemplo invaluable es el
de un personaje ridículo y grotesco que tiene la cara hinchada de bótox,
el pelo pintado y todo género de cirugías estéticas, reparaciones y
hojalaterías, que podrían competir con éxito con las de cualquier
vedette de tercera o teibolera destrampada, y ahora resulta que esta
“monada” durante años fue uno de los principales directivos y el
presunto responsable de una buena parte de las transas que se han
“cocinado” en la Comisión Federal de Electricidad, donde manejó a su
antojo y exprimió los grandes contratos, las comisiones y los embutes,
sin que su jefe se enterara, sus compañeros lo supieran, la Secretaría
de la Función Pública lo detectara y la Auditoría Superior de la
Federación lo investigara, hasta que los gringos, que eran sus socios,
se pelearon y las autoridades de los Estados Unidos los procesaron junto
con él, exhibiéndolos a todos, sin que aquí pasara nada durante años,
mientras su yate estaba varado “misteriosamente”, el Ferrari que le
regalaron desaparecía y las cuentas escandalosas en las tiendas de
Houston eran exhibidas públicamente, hasta que el asunto ya fue
inmanejable, y el gobierno lo tuvo que denunciar por un delito menor que
merece fianza, pero, eso sí, en una averiguación hecha, como dicen, “con
las patas”, para que pudiera escapar de la justicia, lo que ya logró,
mientras todo mundo se echa la culpa de lo que también todo mundo sabía
y tapó con muchísimo esmero.



Otro caso ha sido el del presidente municipal de Monterrey, vinculado
con la construcción del bodrio que por poco y se cae, denominado
Biblioteca “José Vasconcelos”, y contratista inveterado de obras mal
hechas, mal terminadas y costosísimas; socio y protegido de las grandes
cúpulas gobiernistas, que después de debatir el conflicto shakesperiano
de soltar o no soltar su apetitoso hueso decidió amarrarse a la chamba,
mientras su dulce hermanito, el del “Queso Borno”, quedaba exhibido en
los medios y sus empleados también eran expuestos en sus presuntos
atracos, mientras el ilustre alcalde, para conservar el hueso que sí
tiene “carnita”, denunció a un ex empleado del ayuntamiento al que
corrieron “por corrupto”, pero al que “curiosamente” le otorgaron un
buen número de concesiones de casinos, que ahora le cobran con
extorsiones, demostrando que aquí se puede ser de izquierda, de derecha
o todo lo contrario, pero lo que no se puede es dejar de robar y
aferrarse a la ubre presupuestal para extraerle hasta la última gota de
los bienes que todos aportamos y que ellos saquean a mansalva.

En ese mismo contexto los medios han vuelto a exhibir el robadero en las
gasolineras del país, que venden litros de mentiras, mientras se ordeñan
los ductos para revender esa gasolina robada, sin que la mayoría de esos
trinquetes sean investigados y castigados, para no tocar, ni con el
pétalo de una rosa, a los favoritos y protegidos de Pemex y del gobierno.

Igualmente nos hemos enterado, también por los medios, que China exporta
a México 10 veces más productos de los que el gobierno mexicano reconoce
que entran al país, lo cual nos lleva a la inoportuna e insolente
pregunta ante las autoridades aduanales respecto al nivel brutal de
contrabando que abruma al país, que destruye a la industria textil, que
multiplica la piratería y que aniquila al comercio organizado que sí
paga impuestos, frente al sacrosanto ”comercio informal” que el gobierno
“tolera” a cambio de jugosas dádivas y embutes.

Este mismo “trinqueteo” lo podemos encontrar en las guarderías, en los
créditos desmesurados, en los contratos incumplidos, en los fideicomisos
gubernamentales que son verdaderamente un monumento al derroche
presupuestal, a la impunidad y al cinismo, y de ahí se puede navegar por
los fangales de los policías de cualquier municipio abandonado, hasta
los altos próceres de la política, las finanzas y los “sospechosistas”
contratos y asociaciones de Pemex, que según los funcionarios se
realizan “por el bien de la nación”, aunque nadie pueda saber quién es
el coyotazo que representa a la nación y quién se va a beneficiar con
cada trinquete y sus comisiones.

Ésta es la situación que aniquila la riqueza y la prosperidad del país.
Si no podemos cambiarla, obligando a esa punta de pícaros a rendir
cuentas, sancionándolos por sus despojos, nunca podremos avanzar.

editorial2003@terra.com.mx

Doctor en Derecho

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