domingo, septiembre 04, 2011

Algo así como un “informe” : Ricardo Andrade Jardí


Algo así como un “informe”
Ricardo Andrade Jardí


Bajo el pretexto de que no había condiciones de seguridad, el espurio que desgobierna México se negó a reunirse con el movimiento que encabeza el poeta Javier Sicilia en el Museo de Antropología y sin embargo el viernes 2 de septiembre, en uno de esos eventos mediáticos a los que está acostumbrado el usurpador, se presentó, “en ese inseguro espacio”, previamente tomado por el Estado Mayor Presidencial, a leer ante sus funcionarios, algo así como un “informe” del país “ideal” y fantástico en el que viven los administradores de los grandes capitales transnacionales que se autonombran representantes de un pueblo al que no representan.
Con su fingido rostro de hombre duro el usurpador insistió en su “mensaje a la nación”, en la idea de que su guerra es necesaria para que los grupos del crimen organizado no tomen el poder del Estado, aunque a la vista sea claro que dichos grupos son ya el Estado. Estado tomado por los organizados criminales desde hace tiempo. No olvidemos que el mayor promotor del megafraude FOBAPROA, que convirtió la inmoral deuda privada de los ladrones banqueros en deuda pública, fue precisamente el caballerito que usurpa la Presidencia de México.
Atraco a la Nación que es sin duda uno de los instrumentos que le han facilitado al crimen organizado convertirse en Estado y es la señal más clara de la impunidad que hace de México, hoy, una de las naciones más violentas del planeta.
Muy “indignado” se mostró el usurpador en su 5° “informe” “por los acontecimientos siniestros de los últimos días en Monterrey”, pero nada dijo del homicidio de las dos periodistas encontradas el jueves en el DF.


Es evidente que el usurpador sigue con la idea de su guerra porque ante la ilegalidad de su “gobierno” no puede hacer otra cosa. Insistió en la necesidad de aprobar las leyes de seguridad nacional y la laboral, pues en el fondo requiere legalizar la barbarie de su desgobierno.
Y dichas leyes serán, por supuesto, aprobadas por el Congreso. La vocación dictatorial está profundamente arraigada tanto en el PAN como en el PRI y los despojos del PRD y Similares.
El golpe de Estado será avalado por el Legislativo. Al igual que lo hicieron los diputados hondureños con Manuel Zelaya; y será así porque el golpe viene desde la oligarquía convertida en poder de facto, pues nuestros “capitalistas” carentes de imaginación, mediocres usureros en realidad, quieren un control absoluto sobre la vida de los explotados a los que quieren convertir en esclavos, en mano barata para maquilar las estupideces que la clase media consume para mantener esa estabilidad de pantano en la que vivimos; y mientras los voraces capitalistas, los de verdad, seguirán con el saqueo de todos los recursos naturales, mientras la degradación medio ambiental se los siga permitiendo.
Insistimos: “las reformas estructurales”, que tanto cacarean los políticos mexicanos, nada tienen que ver con el combate al crimen, sino con legalizar la represión ante un futuro capitalistamente incierto, que pronto golpeará en la cara de la clase media. Los oligarcas que saquean el país y viven a las costillas del trabajo de millones de ciudadanos quieren tener los instrumentos “legales” para frenar todo reclamo que atente contra sus particulares intereses.
No son “reformas estructurales” lo que requiere este país para mejorar, sino poner en práctica real lo que ya existe, es decir, a los banqueros y empresarios ladrones meterlos a la cárcel por saqueadores, acabar con los privilegios que se le otorgan a la cúpula sindical del SNTE y otros “sindicatos charros” y apostar por una verdadera educación laica y científica, que desplace de los imaginarios colectivos la educación impuesta por los corporativos de la telebasura (Chabelo y Chespirito) y le devuelva al país la oportunidad de construir un futuro más digno; llevar a juicio a jueces y funcionarios corruptos (casi todos) entre ellos los asesinos promotores de esta falsa “guerra” que ya le cuesta al país más de 55mil muertos y más de 3 mil desaparecidos y hacerlos pagar, como lo marca la ley, por sus acciones en contra del bienestar común.
La única guerra que se requiere en México no es la de las balas y el Ejército en la calle, sino el combate real a la corrupción institucionalizada, absoluto respeto a los derechos humanos y un combate profundo a las raíces de la impunidad con la que que tantos cretinos hacen su agosto.
Pero eso no sucederá en un sexenio marcado por el fraude electoral, la sangre y el desprecio a la vida de millones de mexicanos que no estamos contemplados en el proyecto neoliberal que nos han impuesto o, peor aún, que nos hemos dejado imponer.
México no se recuperará de esta actual tragedia mientras Calderón no sea juzgado como genocida.

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