VIRGINIA GONZÁLEZ MELGAREJO
Las elecciones en cuatro estados de la República el pasado fin de semana han dejado plenamente documentado el uso faccioso que se ha hecho de las instituciones gubernamentales para alcanzar el “apabullante” triunfo priista. En el estado de México, las denuncias ante la autoridad encargada de combatir los delitos electorales, la Fepade, en el día de la elección sumaron más de 100. La maquinaria priista y el aparato gubernamental en pleno, se echaron a andar rememorando los viejos usos de cooptación del voto. Fue una danza de millones, algunos de los cuales son de dudosa procedencia, que surtieron el efecto esperado para el dinosaurio que ya afila sus garras para tratar de repetir estas añejas prácticas en 2012.
Pero no tan sólo el priismo hace uso descarado del aparato gubernamental. El pasado 29 de junio, en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, se denunció la utilización por parte del gobierno federal del servicio consular mexicano en el extranjero, en ciudades donde hay mayor número de paisanos, para hacer “campaña de promoción al voto” en favor del gobierno panista. En tribuna se denunció a los cónsules mexicanos que van de casa en casa construyendo redes ciudadanas y organizaciones no gubernamentales tratando de amarrar el voto en el extranjero a favor del PAN para 2012. ¿Será por eso que en los últimos seis meses cambiaron a los cónsules de Chicago, San Diego, Dallas y San José California entre otros, por personas que no pertenecen al servicio exterior de carrera y que responden más bien a un perfil partidista?
Lo deplorable es que no haya castigo para estas prácticas que ponen en duda la legalidad de elecciones caracterizadas por un elevado abstencionismo, sin respeto a las reglas del juego y con árbitros que se hacen de la “vista gorda” ante tantas anomalías. Claramente el país retrocede en los difíciles pasos alcanzados para lograr vivir en una real democracia.
A la maestra con cariño
Un agradecimiento a la maestra Elba Esther Gordillo, por haber reconocido públicamente que en 2006 buscó a Andrés Manuel López Obrador y que, sencillamente, él no quiso reunirse con ella, lo cual reitera la calidad moral del único líder que no ha aceptado pactar con estos personajes, que cínicamente se venden al mejor postor. Tenemos líder, tenemos proyecto; sigamos trabajando en la construcción de una nueva República.
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