martes, mayo 03, 2011

Venganza, no Justicia : María Teresa Jardí

Venganza, no Justicia
Por María Teresa Jardí


Mal habla del mundo el que se festeje el asesinato de alguien, sin importar qué tan “malo” sea. La humanidad se dio las leyes y se inventó lo de la firma del contrato social para acabar con la barbarie que ha sumido al mundo en la violencia.
Obama busca reelegirse y es probable que sea mentira que Obama Bin Laden haya sido el que hoy se exhibe como el último asesinado por el imperio yanqui. A fin de cuentas ya salta a la vista lo imposible de creer lo de que recién asesinado el “enemigo número uno de Estados Unidos, ese gobierno decida seguir —mintiendo— “las leyes musulmanas de entierro” a la brevedad.
Lo que salta a la vista es que no hay mejor escondite para la impunidad de un crimen, pero también de una mentira, que el mar.
El mar propicia a los asesinos el escondite imperfecto, como también demuestran los ahí escondidos en el Cono Sur por las dictaduras impuestas con la ayuda de la CIA. Y, claro, otra cosa es que el mundo crea en lo que imperio, que tiene por regla la mentira, quiere que se crea.
Tampoco habla bien del imperio yanqui la incapacidad probada, una y otra vez, para detener a los que deben ser juzgados.
Un imperio a la baja que necesita una coartada para retirarse de Irak y de Afganistán, los modernos Vietnam, ante los que también el imperio, que se sueña policía del mundo, ha perdido la guerra, que debe ser buen negocio, pero que nunca será ganada porque el pueblo se opone a la invasión de las naciones soberanas por parte del imperio, ante la cobardía del mundo que permite tal aberración.

Si Osama Bin Laden fue asesinado, fue una equivocación muy grande haber tirado el cadáver al mar, ya que se debió mostrar el cuerpo y practicarle la autopsia.
Otra farsa del gobierno de Obama que quiere reelegirse. Pero sus bonos, tan a la baja, necesitaban un acto espectacular que pudiera convencer, al menos de entrada, luego los gringos se pondrán a pensar en lo irregular del manejo del cadáver y los más pensantes tampoco tardarán en cuestionar la vocación asesina que caracteriza al imperio y con la que se extermina a la justicia.
Escucho decir a Obama, en una traducción radial, aclaro, que el 11 de septiembre muchos niños se sentaron a esperar en las aceras el regreso de los padres que fueron condenados por Bin Laden a no retornar.
Y no puedo evitar pensar, como les habrá ocurrido a ustedes, en los hijos de los cincuenta mil ejecutados mexicanos, tan sólo de la era fecalista, y en las mujeres, maridos amantes, en los padres y madres que también han sido condenados, en el mejor de los casos, por el imperio, tan criminal y terrorista como Bin Laden.
No, no se ha hecho Justicia. El imperio gringo, en todo caso, cobró una venganza. Lo que no debe llevarnos a olvidar los muchos datos, por lo que a la autoría de Bush toca, en el tan útil atentado que tantas desgracias ha significado para la humanidad, debido a los crímenes “justificados” por el atentado, cometidos por el terrorista imperio asesino.
La CIA y la DEA son creación de los yanquis y eso no podemos olvidarlo, ni por un instante, al menos, los latinoamericanos.

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