jueves, enero 06, 2011

Jaime Ornelas Delgado : Que ya termine

TENDAJÓN MIXTO
Que ya termine
Jaime Ornelas Delgado

Se ha iniciado el penúltimo año de la administración de Felipe Calderón y lo único que podemos esperar de este gobierno es que ya termine, esa es la única esperanza razinable.

Resulta, por supuesto, inútil un balance del gobierno calderonista, muchos lo han hecho ya y ni en los más complacientes sale bien librado el accionar del gobierno federal que ha llevado al país a una condición de lamentable “Estado fallido”; es decir, de un Estado que dejó de serlo al perder la capacidad para enfrentar de manera solvente los problemas nacionales, ante los cuales es desesperante el discurso monotemático de quien no ha sabido jamás qué hacer con un presidencia que no fue capaz de ganar en las urnas.


A lo anterior hay que sumar la desesperanzadora incompetencia, no sólo manifiesta, sino incluso confesa, frente a una guerra que se declaró unilateralmente y sin consenso; guerra privada de Calderón contra el trasiego de drogas, que no encuentra respuesta en las autoridades del país hasta donde llegan los enervantes y circulan casi libremente, situación sólo comprensible bajo la connivencia de quienes tendrían que emprender programas para combatir o regular el consumo, pero que hacen poco o nada, mientras encargan a las fuerzas públicas mexicanas enfrentar a organizaciones con enorme capacidad de fuego que adquieren impunemente las armas de combate en los propios Estados Unidos. El fracaso de esa guerra con más de 32 mil muertes en su haber, ha roto de manera irremediable el tejido social en buena parte del país y, desde el gobierno, no existe alternativa alguna de solución como no sea la falsa salida sustentada en la terquedad de continuar la guerra en las calles, situación que provoca el desaliento colectivo y vislumbra un presente gris y un negro futuro para la población. Esa terquedad y necio de afán de continuar con la guerra, ha llevado a la primera incongruencia gubernamental de 2011: incapaz de cambiar su estrategia, solicitar la participación de la sociedad civil en acciones bélicas que ni quiere ni son suyas.

Conmovedora y lamentable resulta, también, la desalentadora claudicación al ejerció de las competencias del Estado mexicano y la tozuda tarea emprendida para destruir las últimas empresas del sector público, despropósito que termina por inhabilitar al Estado mexicano para atender a cualquier cuestión relacionada con el bienestar social.

Desorientación, incompetencia y desaliento se han convertido en la impronta de este gobierno que no acierta, sino a promover patéticas acciones mediáticas para anunciar sus pírricos logros basados en cifras visiblemente tramposas y alejadas de la realidad que viven millones de mexicanos.

A pesar de sus fracasos, a la vista de los próximos meses, por lo menos de aquí a julio de 2012, cuando se realicen las elecciones presidenciales, la prioridad de las fuerzas que se mueven en torno al poder será retener la presidencia de la República, no importa que no se sepa para qué se quiere preservarla si se carece de proyecto nacional, a menos de que se considere que un proyecto de país pueda sustentarse en una guerra absurda, agotadora y desalentadora.

Pero en su peligroso delirio por conservar para la derecha la presidencia, Calderón promueve ahora las alianzas con la aborrecida “izquierda”, combatida por el PAN desde su creación justificada para enfrentar los “excesos del cardenismo”; por eso, a lo largo de los próximos meses veremos transcurrir un hecho siniestro: los poderes reales y fácticos, panistas y priistas lo mismo da, habrán de coincidir en la necesidad de enfrentar la única opción reformista posible para el país representada por Andrés Manuel López Obrador. En realidad, las alianzas propuestas por Calderón tienen como fin enfrentar en las elecciones presidenciales dos únicas opciones: el PRI y el resto de los partidos de “oposición”. Esta especie de bipartidismo, por supuesto tendría el propósito de debilitar, cuando no eliminar, la candidatura de López Obrador.

Ésta será la mayor prioridad del poder en los próximos 18 meses, cuando veremos a sus personeros mover todos los mecanismos a su alcance para acabar con la única posible candidatura surgida del movimiento social. Sin duda, ese será el motivo perverso y oculto de los próximos escándalos mediáticos, de indeseables conflictos violentos y eventos descabellados.

Ante el inminente bombardeo de necedades, aberraciones y falacias del poder contra el movimiento social y su posible candidato, es indispensable que desde el otro extremo del poder se mantenga vivo el ejercicio de la crítica teórica y práctica de la dominación y, sobre todo, que se refuerce la organización de ciudadanos comprometidos con la construcción del porvenir con el acero forjado en casi una década de lucha indeclinable por construir otro México posible.

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