martes, enero 04, 2011

Guillermo Fabela Quiñones : La importancia de saber callar

La importancia de saber callar
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes


En vez de aprovechar el momento para demostrar que tiene una visión más clara y objetiva de la realidad nacional, emitiendo un mensaje que así lo patentice, Felipe Calderón sigue empecinado en hablar con su mismo lenguaje vacío que corrobora una absoluta falta de respeto a la ciudadanía. De este modo, resulta contraproducente el mensaje con motivo del nuevo año que comienza, pues nadie en su sano juicio puede creer que “hoy estamos en mejores condiciones para que el 2011 sea un año de realizaciones”. Esto es impensable, después de un año que se caracterizó por lamentables retrocesos en materia económica y social, admitidos incluso por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dependiente del propio gobierno de Calderón.
Dicho organismo sostiene con datos duros que aumentó la pobreza (ahora en México, hay más de 52 millones de personas viviendo en pobreza extrema, mientras que en el 2008 sumaban 47.2 millones). Asimismo, afirma que incrementó el desempleo, ya que los 15 millones de empleos que reporta el IMSS representan apenas el 30 por ciento de la Población Económicamente Activa, en tanto que por otro lado hay 13 millones de personas que trabajan en la informalidad, de acuerdo con cifras del INEGI. Y para completar el cuadro, este instituto reporta que hay 10 millones de trabajadores con ingresos de uno y hasta dos salarios mínimos, lo que demuestra la dramática precarización del trabajo en una sociedad de por sí muy afectada por una desigualdad que hace imposible la tan preconizada unidad nacional.

Con todo, lo más absurdo e indignante del mensaje fue la palabrería con la que quiere convencer a los mexicanos de que avanzamos “por la ruta correcta” en la lucha contra la criminalidad, cuando es más que evidente que la impunidad se fortalece como en ninguna otra etapa de nuestra historia contemporánea. Dijo que “seguiremos combatiendo con firmeza y determinación a los criminales. Todos sabemos que es necesario limpiar a México de la delincuencia, la impunidad y la corrupción, que se habían enraizado en nuestra sociedad y en nuestras instituciones”. Pues sí, lo sabemos, pero también sabemos que nunca, como en estos últimos cuatro años, se afianzaron la impunidad y la corrupción a extremos inauditos que nos colocan en primerísimo lugar en América Latina en el combate real a la delincuencia.
Según Calderón, “vamos a derrotar a los criminales, para construir finalmente un México de paz, seguro, donde nadie esté al margen de la ley y donde nadie viva con temor”. Y lo dice después de que el año que acaba de finalizar se caracterizó como el más violento de la actual administración federal, cuando la impunidad se enseñoreó en todo el país como nunca antes se había visto. Seguramente cree que por decreto, se puede derrotar a uno de los flagelos más notables surgidos por una clara ausencia de un elemental Estado de derecho. O bien considera que somos los mexicanos tan estúpidos e ineptos, que somos capaces de creernos cualquier barbaridad que se le ocurra decir.
Otra cosa sería si el mensaje de año nuevo hubiera estado marcado por una sincera autocrítica, que demostrara un verdadero interés en buscar soluciones a los muchos problemas que nos agobian. Pero esto es impensable en un gobernante sin compromisos con la sociedad, a quien sólo interesa salir del paso y quedar bien, si eso fuera posible, con una oligarquía que tiene sus ojos –y sus capitales— puestos en otras naciones donde pasan ya más tiempo por temor a la dramática realidad que se vive en México, el país que los ha hecho multimillonarios sin pedirles nada a cambio.
La triste realidad, contra las inútiles sandeces de Calderón, es que este año 2011 será aún más dramático que los anteriores del sexenio, no sólo como consecuencia de tal herencia, sino porque a nivel internacional se agudizarán problemas económicos que necesariamente repercutirán en suelo mexicano, particularmente en Estados Unidos, China y Gran Bretaña, donde se prevé un aceleramiento de la inflación y el desempleo. En consecuencia, es previsible que esto mismo se refleje en la economía mexicana, con repercusiones sociales propias de tal situación.
De ahí que sea un insulto al sentido común, salir con que el 2011 será el mejor de nuestras vidas de mexicanos al borde del Apocalipsis. Desgraciadamente podría ser todo lo contrario, teniendo en cuenta que nada positivo se ha hecho en los últimos cuatro años, y sí, en cambio, se fortalecieron fenómenos adversos, como la impunidad, la pobreza extrema, la inseguridad y la falta de rumbo de un “gobierno” incapaz de actuar como tal. Qué grave es no saber callar.
(gmofavela2010@hotmail.com)

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