miércoles, diciembre 01, 2010

Juan R. Menéndez Rodríguez : Frustraciones de un espurio

Frustraciones de un espurio
Por Juan R. Menéndez Rodríguez


“Libre, y para mí sagrado, es el derecho de pensar… La educación es fundamental para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el engrandecimiento de los pueblos”.-
Benito Juárez García


Escuchamos decir al espurio Felipe Calderón (Fecal) que el 2010 sería un buen año para México porque era el de la patria y que había que celebrarlo con alegría. Asimismo invitaba a que aviváramos la llama de los valores que nos enorgullecen como mexicanos: independencia, libertad, justicia e igualdad.
Se trataba, ciertamente, de un discurso totalmente imaginario, el cual hablaba de un país que sólo el espurio Fecal percibe, porque el inicio de año se presentaba en medio del pesimismo, la injusticia, graves desigualdades, empobrecimiento, alzas impositivas e incertidumbre.
En lugar de invitar al debate público y a la discusión acerca del proyecto de un México que se gestó durante el movimiento revolucionario y de cómo se ha perdido, ese vacío discursivo se apoyó en una fantasiosa celebración del Centenario y Bicentenario. La tarea pendiente consiste en analizar críticamente la “historia oficial”, reflexionando sobre los acontecimientos que desde hace 100 y 200 años nos han marcado sin provocar los cambios esperados, manteniendo los mismos problemas: desde el orden jurídico, la impunidad, la injusticia social, la falta de educación, la corrupción, hasta la pésima distribución de la riqueza.

En la fase terminal de un sangriento 2010 y que aún no concluye, sigue presente el Crimen Organizado y las muertes continúan acumulándose como si viviéramos una guerra civil fuera de control, los aumentos a la gasolina, el diesel y las tarifas eléctricas causando estragos, además de alzas en los precios de productos y servicios, de la canasta básica y por consiguiente la pérdida del poder adquisitivo y el desempleo. Pero había que celebrar con alegría y sin pesimismo, según el espurio Fecal.
Se entiende que quienes deberían tomar acciones adecuadas para resolver los problemas sociales, decidirse a combatir la pobreza y crear el crecimiento económico (los funcionarios públicos de todos los niveles) tienen sus sueldos y prestaciones asegurados, por lo mismo, no existe la capacidad para sensibilizarse frente a las carencias de los ciudadanos y comprobar el deterioro de la calidad de vida de una población harta de la mediocridad política.
En un intento por aclarar la oscuridad de nuestra época y la mezquindad de nuestros gobernantes, habría que iniciar con las preguntas fundamentales y las respuestas en que nos apoyábamos hace unos siglos, reconocer la gran crisis entre los resultados y las creencias, entre la teoría y la práctica, donde como única solución vemos retomar el camino del pensamiento con seriedad, plantear la visión de un país y entender las consecuencias de las acciones para convertirnos en una nación inteligente.
Lo primero que deberíamos hacer es obligar a todo funcionario público o al que aspire a serlo, al estudio de la filosofía y de las teorías sociales, para lograr que visualicen la importancia del conocimiento y dejen a un lado la improvisación, respondan ante sus propios actos, eliminen la ignorancia en la que se encuentran y desarrollen el análisis histórico crítico de las mentiras dominantes con el fin de responder al presente.
De haber sido más visionarios, jamás hubiéramos subestimado los centros de educación media y superior marginando a las Humanidades, pues los logros actuales demuestran el error cometido. Tampoco debimos abandonar el proyecto educativo, las consecuencias han sido muy graves para la nación, y es preocupante que todavía siga sin entenderse la importancia de la formación del hombre y los esfuerzos se dirijan a la ciencia y la técnica cuando fue el humanismo el creador de ellas.
Por más esfuerzos que hagamos por ser optimistas, la realidad nos rebasa dentro y fuera del contexto nacional, somos muy poco autocríticos, estamos situados dentro de los hechos, en la pura facticidad, en un abismo que no permite avanzar y entender qué significa pensar. Se ha perdido un tiempo muy valioso, olvidemos los festejos superficiales presentes y futuros y dediquémonos a construir conocimiento para cambiar el rumbo.
¿Qué clase de país y de ciudadanos somos? ¿Hemos construido una sociedad más justa y equitativa después de la Revolución? El espurio Fecal seguirá con sus mensajes hasta fin de año insistiendo en que el 2010 es el año de la recuperación económica, seguro de que los mexicanos tienen la convicción de un México destinado a ser grande, a sobresalir y hacer historia, a “escribir páginas de gloria”.
Para ello, amable y estimado lector, necesitamos otra clase de gobernantes, la frustración y la desesperanza se han convertido en el sentir de la población mexicana y no hay luz en el laberinto.

E-Mail: jr_menrod@hotmail.com

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