jueves, noviembre 04, 2010

Jaime Ornelas delgado : Los presidentes construidos por los medios

TENDAJÓN MIXTO
Los presidentes construidos por los medios
Jaime Ornelas delgado

RAFAEL H. PAGÁN SANTINI

Llegar al aeropuerto de Santiago de Chile es poco menos que infernal. Imagine una multitud de viajeros hartos, somnolientos, aburridos y a punto del colapso nervioso tratando de superar las barreras impuestas por las casetas de la oficina de migración, cuyos encargados parecen tener la consigna de entretener lo más posible la entrada de los viajeros a la “libertad” representada por los sitios donde se recoge el equipaje. Ahora, infernal se me hace poco para describir el tormento.


Y no es todo, después de casi dos horas de fila inacabable, al llegar a la caseta de migración pregunta la señorita policía encargada de sellar los pasaportes ¿en qué llegó? ¿Cómo, pensé, pues donde estoy, no es esto el aeropuerto? Desesperado y confuso, respondo, “pues después de tanto tiempo en la fila ya se me olvido”, chistecito que por las miradas que me envió la señorita policía comprendí que no le cayó nada bien. ¡Claro! no estaba de humor, pero yo tampoco, así que cruzamos miradas retadoras hasta que decidió sellar mi pasaporte y me dejó en paz, aunque me parece que estuve en riesgo de no poder entrar a Chile.

Ya en Santiago, casi de manera natural por pura deformación profesional, comencé a recabar información sobre la situación chilena y, contra todos los pronósticos, descubro que el presidente Sebastián Piñera no las tiene todas consigo, que su show mediático, usando el rescate de 33 mineros como pretexto, no ha impresionado del todo a los chilenos; y es que 70 días de aparecer en la televisión a toda hora, asumiendo el protagonismo del rescate, desgastan a cualquiera y cansa a los espectadores; sobre todo, muchos chilenos se quejan de algo elemental, la campaña mediática de Piñera ocultó el hecho de que el accidente de la mina de San José no debió ocurrir jamás, y que el presidente no ha hecho ninguna alusión a las condiciones de precariedad bajo las cuales se trabajaba en esa mina, y en muchas otras de las mismas dimensiones. En todo caso, dicen, el accidente que “jamás debió ocurrir, pues esa mina no debió estar abierta”, pero ocurrió y el presiente lo aprovechó mediáticamente ocultando, entre otras cosas, el problema de los indígenas mapuche en huelga de hambre en demanda de la devolución de sus tierras y sus recursos naturales que original y legítimamente les pertenecen, sin que el gobierno de Piñera les ofrezca alguna solución a sus demandas; además, la excesiva atención publicitaria al rescate evitó reconocer los retrasos en la atención a los daños causados por el terremoto de febrero pasado y acalló las críticas de la oposición y las creciente protestas de los damnificados que no han recibido la ayuda prometida, situación que puede culminar con la renuncia de las secretarias de Vivienda y la del Trabajo, acusadas ambas de ineptitud; o la huelga de los empleados en una cadena de farmacias “Ahumada”, que tiene a más de 100 trabajadores en la cárcel.

Pero como si estuviera escrito el guión, luego de la salida del último minero en la cápsula Fénix –que por cierto ahora la pasean por todo Chile para que la gente se tome fotos, porque “el show debe continuar”, Piñera salió de gira por Europa y sus continuos dislates provocan las burlas de los chilenos. “Tusunami” por tsunami, “marepoto” por maremoto, y muchas otras, cuya cuenta le llevan puntualmente algunos diarios y muchos chilenos han hecho que una revista de humor político publicara un artículo en donde compara a este exitoso empresario con el mexicano Vicente Fox.

Una de las más comentadas y lamentables barbaridades de Piñera ocurrió en Alemania, en donde en el libro de los “visitantes ilustres” escribió el presidente chileno, asesorado por su embajador en aquel país a quien se señala tiene la nacionalidad alemana, “Deutschland, Deuschland über alles...” (Alemania, Alemania siempre por encima...), estrofa de un himno nazi que fue prohibido, ya que además de proclamar la pretendida superioridad de las raza aria ofende a las víctimas de la guerra y del holocausto. Unos días después, tuvo que ofrecer Piñera una disculpa al pueblo alemán y a todos a quienes lastimó y ofendió con su imprudencia.

De cualquier manera, Piñera anduvo por Europa obsequiando piedritas y piedrotas de la mina San José –dicen que le dio una a la reina Isabel de Inglaterra– y proclamando a los cuatro vientos que los europeos deben hacer las cosas como se hacen en Chile, al grado que en Alemania estaba aconsejando a los alemanes sobre cómo resolver sus problemas financieros y la canciller alemana tuvo que intervenir con toda delicadeza, pero con energía, para decirle: “señor, el mundo es algo más que eso”. Jocoso también resultó el hecho de que a lo largo de su gira europea mostraba Piñera el papel escrito con marcador rojo donde los mineros avisaban estar vivos, pero lo mostró tantas veces en la gira que su esposa en algún momento, con fastidio, le susurró al oído “ya no lo muestres más”, petición que pudo escucharse por el micrófono que estaba abierto y que no fue atendida.

En fin, los chilenos eligieron a un presidente construido mediáticamente y están pagando las consecuencias, aunque lo asumen con humor mientras su economía crece sostenida por el aumento de la demanda de cobre que exige el impetuoso crecimiento de la economía China.

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