miércoles, agosto 11, 2010

Ricardo Andrade Jardí : Trabajo abandonado

Trabajo abandonado
Ricardo Andrade Jardí


Miles de ejecutados es una parte de lo que al país le ha costado la imposición del usurpador Felipe Calderón Hinojosa, quien en 2006 “haiga sido como haiga sido” se negó a recontar los votos de una elección en la cual los resultados preliminares estuvieron a cargo del cuñado del hoy usurpador y la telecracia, y particularmente los “periodistas” de Televisa, se encargaron, bajo consigna, de hacer ver como limpio el cochinero con que el panismo compró la continuidad de su “alternancia”. Cochinero que, como mencionábamos al inicio de estas líneas, ya ha costado al país miles de asesinados. Miles de los que ya no cabe el argumento de que se trata de muertes naturales a causa del ajuste de cuentas; sindicalistas, periodistas, estudiantes, mujeres jóvenes, niños, luchadores sociales, son una parte considerable de las cifras que engordan los ejecutados cotidianos. Producto, por un lado, de una política económica criminal basada en la idea de competitividad que, en nuestra cada vez más bananera república, parece ser sinónimo de exterminio y por otro lado, de una fingida guerra al crimen organizado que en realidad sólo toca a una parte de ese crimen, pues la otra parte es la que se divide entre los carteles protegidos por el panismo usurpador y los empresarios que se reparten las utilidades de lo poco que nos va quedando.
Claro ejemplo de ello, es la fibra óptica que hoy se regala a Televisa, quizás como pago por lo mucho que contribuyó a la imposición, del analfabeta funcional y su gabinete narcisista, que nos desgobiernan y que convierten a la empresa, de concesionado servicio, además, en una de las principales cómplices de la barbarie que hoy nos azota.
A los cientos de asesinados que se suman semanalmente, a la pretendida “guerra” del desgobierno federal, se busca desde el foxismo panista, pasando por el salinismo priísta, la idea de terminar con los contratos colectivos, en aras de la dichosa competitividad que, insistimos, en México es sinónimo de exterminio y de la flexibilidad laboral (derecho del patrón de deshacerse cuando le dé la gana del trabajador) para terminar con las conquistas laborales de la clase trabajadora, en beneficio de los oligarcas, que frente al deterioro del país, con la falta de ética empresarial, quieren, ahora además, hacer “su agosto”, dando paso a una nueva (aunque en realidad vieja) relación patrón-trabajador, en la cual el último ofrezca su fuerza de trabajo a cambio de casi nada, mientras el patrón engorda, con el mínimo sacrificio, sus particulares bolsillos.
La oligarquía se ha preparado para esta batalla desde hace tiempo. Ha logrado articular los más diversos instrumentos de propaganda y enajenación para convencer al proletariado, por un lado de que no existen las divisiones de clases, sino el “aprovechamiento de oportunidades” y por el otro, al acabar con la idea de clase ha logrado terminar con la solidaridad clasista de los proletariados imponiendo (de lo que la telebasura es el principal actor) imaginarios del “bienestar individual” que abandonan el ideal del bien común.
Y ahí están, como ejemplo, los trabajadores de Mexicana dispuestos a renunciar (por cuánto tiempo) incluso a sus pagos, ya no digamos a las conquistas laborales, a cambio de nada, aunque ellos supongan que con eso lograrán sacar a flote a la empresa, mientras los empresarios de la línea aérea cabildean y negocian que su privada deuda, pase a ser facturada como deuda pública; por lo pronto ellos no pierden, pues con las ganancias de Mexicana, han favorecido a “sus empresas” filiales, pero sin sindicatos o con sindicatos blancos, para así lograr reventar a los sindicalistas de Mexicana y están dispuestos los dueños, a perder la línea aérea antes de seguir manteniendo una relación laboral con sindicatos que no se subordinen a los designios del patrón. Y esa es la parte que los sindicalista de Mexicana, desclasados, le están facilitando a los empresarios Fobaproa de este país. Trabajadores dispuestos a ofrecer su fuerza laboral incluso a cambio de nada.
Lástima, los trabajadores de Mexicana no fueron capaces de entender el momento histórico y sumarse a otras luchas sindicales (CENTE, SME, Mineros…) para lograr revertir el neoliberalismo laboral que terminará por desterrar de la relación contractual patrón-trabajador no sólo el contrato colectivo, sino las más elementales garantías de ley para someter a la clase en sí, incapaz de comprender que este es el momento para unir todos los esfuerzos (aunque la “madura y moderna” izquierda electoral esté igual de perdida en el confort del sistema) y lograr la conciencia, en un principio aunque sea de manera “espontánea” de una clase para sí...
El trabajo intelectual, aún no hecho, debería sumarse a esa posibilidad y hacer lo que, por mucho tiempo, se ha abandonado bajo el disfraz del fin de la historia, que efectivamente puede ser cierto, pero no en el sentido de cultura político-económica, sino en el terreno de lo ecológico, en la medida que no revirtamos los procesos de producción capitalista, ambientalmente irresponsables, que colocan el equilibrio ecológico en una posición de riesgo que puede acelerar, como nunca antes, la destrucción planetaria.

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