martes, agosto 03, 2010

Guillermo Fabela Quiñones : Ominosa acción de Obama

Ominosa acción de Obama
Apuntes
Guillermo Fabela Quiñones


Las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos, con el despliegue en la línea divisoria de mil 200 elementos de la Guardia Nacional, entraron en una nueva fase que apunta claramente a la intensificación de las presiones de la Casa Blanca, con el fin de debilitar aún más la de por sí nula política nacionalista del gobierno ultraconservador mexicano. Sin embargo, la verdadera intención es preparar el marco geopolítico indispensable para inhibir la lucha por la soberanía nacional, en caso de un posible cambio en la correlación de fuerzas en el 2012, cuando la ultraderecha en el poder salga de Los Pinos para dar paso a una corriente nacionalista y democrática, como única salida a la crisis estructural que nos deja de herencia el neoliberalismo.
Es absurda la explicación dada por el gobierno de Barack Obama en relación con este paso significativo. No es creíble que hayan sido enviados los más de mil soldados como parte de un operativo de seguridad para frenar el flujo de grupos de la delincuencia organizada, ya que la Guardia Nacional “tiene preparación para combatir en guerra, no contra indocumentados”, como afirmó la Red Fronteriza de los Derechos Humanos. El anuncio de que habrán de permanecer un año en la franja fronteriza es una ominosa señal de que llegaron para quedarse, pues de aquí a doce meses la situación en los estados mexicanos fronterizos no habrá variado. En todo caso, lo que puede ocurrir es que habrá más violencia y más complicaciones, porque la realidad social y económica presentará problemas más graves.
Esto sin contar el hecho de que las tensiones serán más fuertes cada día, por los abusos que seguramente cometerán, en el “cumplimiento de su deber”, los militares estadounidenses. Así lo pronostica el obispo de Ciudad Juárez, Renato Ascencio León, al señalar que “existe el temor de que la Guardia Nacional rebase su trabajo y violente los derechos humanos de las personas que cruzan con la esperanza de hallar trabajo en Estados Unidos”. El problema mayor es que en vez de reducirse el flujo de indocumentados hacia suelo estadounidense, se habrá de incrementar por la simple razón de que se trata de la última alternativa para miles de desempleados, que preferirán morir haciendo un esfuerzo por superar su situación, que morir de todos modos sin haber hecho nada.
Tal parece que agudizar las tensiones en la franja fronteriza es el objetivo de la Casa Blanca, para justificar la invasión que tiene planeada como parte de su estrategia globalizadora en el marco de la geopolítica del siglo veintiuno. Esto es así porque ya dieron lo que tenían que dar los modernos Santa Anna que se encargaron de implantar el neoliberalismo en territorio mexicano, al mismo tiempo que llevaban a cabo el desmantelamiento del aparato productivo propiedad de la nación, para dejarlo en manos privadas. Esa etapa ya se cumplió, con sobrada eficacia por parte de una tecnocracia apátrida, que lo mismo le da que México sea una colonia estadounidense que un país independiente. (En honor a la verdad, de conformidad con los hechos, preferirían lo primero.)
En consecuencia, el siglo veintiuno será el de la neocolonización de México por parte de un imperio que luchará por mantener su hegemonía mundial, sin importar los riesgos y las consecuencias de tan nefasto objetivo. Para ello contará con una ultraderecha obediente y dispuesta a todo con tal de conservar el poder, aun cuando en la realidad lo comparta con los grupos hegemónicos de Washington, que se llevarán la mejor parte del botín. La única opción de frenar tales ambiciones es y será la izquierda unida, en torno a un proyecto de país progresista, democrático, que le restituya a la nación su soberanía perdida, y a la economía su viabilidad para impulsar un crecimiento real en los años venideros.
Paradójicamente, esta sería la mejor alternativa para sanear la vida social en la línea fronteriza, toda vez que se eliminarían gradualmente las tensiones, se generarían empleos suficientes para frenar la ola migratoria y se reduciría el poder de la delincuencia organizada, como consecuencia de lo anterior. Sin embargo, está visto que tales metas no están en la agenda de la Casa Blanca, pues su estrategia obedece al único propósito de fortalecer su hegemonía en América Latina, y México tiene un papel fundamental en tal cometido. De ahí el envío de integrantes de la Guardia Nacional a los estados fronterizos, aprovechando una coyuntura propicia, eficazmente, con el pretexto del combate a la delincuencia organizada. Tal parece que el gobierno de Obama quiere llevar al límite las tensiones en la frontera, para justificar una intromisión mayor de Washington en la vida pública de los mexicanos. Es una lástima que no quieran entender que un México próspero y democrático sería la mejor medicina contra la violencia en la franja fronteriza.

No hay comentarios.: