martes, agosto 10, 2010

Guillermo Fabela Quiñones : Nuevos paradigmas éticos

Nuevos paradigmas éticos
Apuntes…
Guillermo Fabela Quiñones


El crimen organizado es ahora el culpable de todos nuestros males. Así lo tratan de hacer creer a la ciudadanía prominentes funcionarios, quienes no tienen empacho en decirlo, como lo hizo Patricia Espinosa, secretaria de Relaciones Exteriores, en Bogotá, adonde acompañó a Felipe Calderón a la toma de posesión del mandatario colombiano Juan Manuel Santos. Si hay inseguridad, la culpa la tienen las bandas delictivas, no el gobierno federal o las instancias encargadas de combatirlas, que no cumplen su responsabilidad como debieran, para minimizar el poder de las organizaciones criminales. Se nos quiere hacer creer que el efecto es la causa de una realidad cada vez más lamentable, que llega a extremos inconcebibles, como el caso de los policías federales de Ciudad Juárez que se insubordinaron contra sus jefes por corruptos y ligados a las mafias.
Obviamente, el crimen organizado no se da por generación espontánea, sino porque encuentra condiciones sociales, políticas y económicas favorables. Estas se dieron en México, a partir de que se hizo del poder una mafia inescrupulosa que contaba con todo el apoyo del gobierno estadounidense para hacer y deshacer como le viniera en gana, como pago a servicios prestados para que la Casa Blanca pudiera tener mayor injerencia en los asuntos públicos de los mexicanos. Así se puso fin a la regla no escrita del sistema político mexicano, de no rebasar límites establecidos para mantener vigente el modo de operar surgido al triunfo de los revolucionarios constitucionalistas.

Lo que ahora ocurre es que el gobierno estadounidense observa, con mucha preocupación, que las autoridades mexicanas se han visto rebasadas y por eso considera que llegó la hora de frenar en serio el crecimiento de las organizaciones delictivas. De ahí la orden de proceder con firmeza contra las mafias, cuya expansión pone en riesgo la capacidad de maniobrabilidad de la Casa Blanca para controlar al crimen organizado sin que se convierta en un factor de riesgo. A ello obedece la decisión de iniciar un proceso en favor de la legalización de algunas drogas, al cual se acaba de sumar inexplicablemente Vicente Fox, quien como mandatario se opuso a dicho mecanismo, al igual que lo hizo Calderón en días pasados.
Le sobra razón a Andrés Manuel López Obrador, cuando afirma que urge fortalecer valores sociales para contrarrestar el tremendo individualismo que es el signo de una sociedad como la mexicana, como lo puntualizó en Mérida ante numeroso auditorio atento a sus palabras. Las instituciones así como están, afirmó, no le sirven al pueblo. Lo que se requiere con urgencia es revertir esta situación, porque así como vamos, el individualismo no sólo nos hará retroceder como nación, sino que hará impensable un sano fortalecimiento de nuevos paradigmas éticos que sirvan al desarrollo social de una sociedad devaluada y atemorizada por tanta violencia.
Así lo comprendieron ya los policías federales ubicados en Ciudad Juárez, hartos ya de una situación aberrante que agudiza los riesgos en que viven cotidianamente, mientras sus jefes se coluden con el crimen organizado para beneficiarse. Lo esencial, en última instancia, es crear condiciones en las que las bandas delictivas no encuentren circunstancias propicias para desenvolverse. Cabe recordar que antes de que los tecnócratas llegaran a los primeros planos de la vida nacional, la vida en México era más humana, sin la violencia que ahora es vista con tanta naturalidad.
Esto hace ver que lo que falta es abrir paso a una vida política y social, en la cual el crimen organizado no encuentre estímulos. Ahora, Fox busca convertirse en adalid de causas progresistas e indispensables, como la legalización, producción, distribución y comercialización de drogas, pero cuando fue presidente de la República se opuso terminantemente a esto. Si el Ejército federal no salió de sus cuarteles fue porque el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional de su gobierno se opuso de manera terminante, pero ganas no le faltaron a Fox, quien ahora se pronuncia por un pronto regreso de las tropas a sus cuarteles.
Si las bandas delictivas cuentan con capacidad ofensiva muy superior a la del gobierno federal, es porque existen condiciones propicias derivadas de los altos niveles de corrupción. No es un asunto de “sensibilizar” al Congreso de Estados Unidos acerca del peligro que representa el tráfico de armas, sino de números concretos. Existe la capacidad para comprar armamentos sofisticados, pero también los niveles de corrupción que favorecen el tráfico ilegal, del cual se aprovechan vendedores y compradores, en ambos lados de la frontera. Esta realidad no habrá de cambiar con discursos, sino mediante cambios de fondo que hagan imposible el gran mercado existente en la franja fronteriza y en los centros de distribución, como Tepito. Tales cambios sólo serán factibles en la medida que se abran cauces democráticos en el sistema político. Esta es tarea de la sociedad organizada, como lo puntualiza López Obrador.

(gmofavela2010@hotmail.com)

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