domingo, octubre 14, 2012

Narcisismo frenético de Calderón : Jorge Carrillo Olea


La verdadera huella
Jorge Carrillo Olea
Narcisismo frenético de Calderón 

http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=198076

El presidente Felipe Calderón ha decidido serlo y parecerlo hasta el último minuto. Sería imposible tratar de descalificar esa decisión. No sólo es su derecho sino su obligación. Se le eligió exactamente para dar término a sus responsabilidades el último minuto del día 30 de noviembre. Otra cosa es la pérdida de contacto con la realidad que evidencia en las últimas semanas. Su euforia en todo momento es sospechosa.
En su frenesí está dando muestras de lucidez, de dominio del escenario, de orador tolerable, contrastante con su grisura permanente. Pero es monotemático pues es él y su obra, la más grande desde la creación. El único tema que maneja es el narcisismo impulsado por una negación de las realidades. Inaugura todo, todo se debe a él, carreteras, escuelas y hasta cárceles y anuncia más. Encuentra petróleo en el Golfo y los peritos lo desmienten. Le va a todo donde luzca, pronuncia inútiles y desubicados discursos, porta la banda tricolor donde no debe. Pero no quiere ver el río de sangre tras él.


También es seña de la agudeza del momento recordar su calidad de legislador al mandar al Congreso pesadas iniciativas que habían sido conservadas como inviables durante todo el sexenio, la reforma laboral y la Ley de Contabilidad Gubernamental. La primera de ellas ha sido recibida con gran estruendo pues en lo político daña los espesos intereses del sindicalismo priísta y ha sido castrada ya por los diputados.
Puede considerarse que fue una bomba de profundidad contra Enrique Peña por dos razones: 1. La idea era uno de los ases políticos y la usó a su favor. 2. Visto el previsible fracaso de los temas más álgidos en lo político y en lo económico, pareciera que la congeladora espera a la ley y no se avizoran los tiempos en que Peña se haga de cartas tan gruesas para emprenderla otra vez. Le comieron el mandado. La segunda ley, que es una excelente idea, aminorar la corrupción en estados y municipios principalmente, ha pasado hasta el momento a la sombra de la primera.
En Naciones Unidas Calderón hizo el gran oso. En el fondo, lo imperdonable: demostró no saber cuáles son las posibilidades de ese órgano al pedirle que organice una campaña para revisar el tema de las drogas, sacarlas de la visión prohibicionista. Nadie le advirtió que pedía algo fuera de lugar, que en la ONU no se opera así. La cancillería se durmió y nuestro representante permanente ante el organismo también. Por otro lado de manera contradictoria, exhibió con alardes de grandeza su lucha milenarista contra el narcotráfico. ¿Entonces?
En las formas también perdió. Sus salidas de tono, su carencia de serenidad, su desconocimiento de los secretos de la Asamblea General. Y regresando a México el lamentable espectáculo por él montado de las honras fúnebres de Alonso Lujambio. El tenía seguramente las virtudes que se han destacado; sin embargo, el presidente se desbordó en homenajes de manera injustificada a juicio de los más, usando el poder presidencial para exaltar a un amigo. Como remate, un acto fúnebre sin antecedente en el Patio de Honor del Palacio Nacional, cosa nunca vista. ¿Sería de tal tamaño el prócer?
Sin embargo, hay que registrar lo que con autenticidad vale. Sí sería válido decir que aun en el marco histórico no es posible disimular la apertura y buena fe con que Calderón está haciendo entrega de su gobierno. Ante los arrancones y vacíos a que estamos acostumbrados, este es un ejemplo de bien hacer. Si quiere dejar huellas como presidente con estilo, es evidente que ésta es una.
Es una, pero no la indeleble; la indeleble, la que nadie olvidará, es la que produjo sesenta mil muertes directas, igual número de familias lastimadas y arruinadas, más de cuatrocientos mil desplazados, según calculan conocedores y un futuro totalmente sin esperanza en cuanto a paz social se refiere. ¡Esa es su verdadera huella! ¡Por ella será recordado!

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