martes, octubre 16, 2012

Morirse a tiempo : María Teresa Jardí


Morirse a tiempo
María Teresa Jardí
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=198526

Si Juan Carlos de Borbón, el rey de España, se hubiera muerto a tiempo, le habría ahorrado a la Corona Española el acabar tan desprestigiada. Al punto de que el príncipe ya tiene a otro hijo –bastardo- del rey, mayor que él, disputando el trono de España, en un momento en que el pueblo español se alza de nuevo como mayoritariamente republicano. 
Republicano también por lo que toca a Catalunya, que además se alza de nuevo soberanista, teñida Barcelona de senyeres estelades, al lado de las rojas, gualdas y moradas, como se tornara en el lugar conocido como la rosa de fuego hace menos de un siglo, cuando alzaba teñida de pendones rojos comunistas y de rojinegros anarquistas; teñida de rojo Catalunya cuando el golpe de Estado de Franco, que hoy Rajoy repite hasta la Colonia por lo que toca a los arreglos con el usurpador mexicano y el dictador televisivo que ayer habrá empezado su gira por la Península para acabar de amarrar la entrega de Pemex como rescate a Galicia. Mientras el pueblo mexicano suma cada día varios miles, a los millones de pobres, en tanto es condenado, por la mafia gobernante más rica del mundo, a rescatar a España, en manos de otro fascista. 
A rescatar a España los mexicanos que para eso hasta propiciamos los narcos más ricos del planeta. A rescatar a España de los errores monumentales que el nuevo y desprestigiado Premio Nobel de la Paz contra el mundo comete, diciendo sin escrúpulos que primero Europa, después Europa y por encima de Europa sólo el imperio yanqui, ante el que Europa también se rinde. La inteligencia no es tampoco ya lo que en Europa dicta las reglas. 

Si a Juan Carlos de Borbón le hubiera quedado un ápice de inteligencia habría abdicado a favor del príncipe Felipe, al día siguiente de haber sido exhibido como asesino de elefantes. Pero el poder enloquece por igual a los rubios que a los negros.
Hace unos meses encontré un libro de un periodista italiano justamente titulado “La Rosa de Fuego”, el autor se llama Emilio Barrese y está publicado por Ediciones B. Un periodista deportivo que alrededor de una novela, de intriga dice en la portada, sobre la Guerra Civil y el Barça, va contando a su manera lo que concluye como una investigación interesante, pero la cual, cuando se conoce de primera mano la historia, no deja buen sabor de boca, incluso porque no es precisamente de izquierda el autor de la misma. Pero novela en la que se consigna algo que desde mi punto de vista marca, con los mexicanos de hoy, la diferencia. 
“...Apenas cuatro días luego del golpe la ciudad estaba atravesada por columnas de voluntarios que marchaban hacia el frente, entre multitudes y bosques de puños cerrados alzados al cielo. Las milicias alistaban a todos los que portasen armas y quisieran usarlas para defender la República: tres mil barceloneses partieron rápidamente y muchos otros se quedaron en casa sólo porque no había medios de transporte suficientes. En el transcurso de pocas semanas todos los edificios habían sido ocupados y repartidos entre comunistas y anarquista. Ondeaban banderas rojas y rojinegras en cada ventana, y las paredes estaban cubiertas de pintadas, siglas de partidos, hoces y martillos, manifiestos. Todos los negocios, bares y barberías incluidos, exponían carteles que informaban a la clientela que habían sido colectivizados. Los limpiabotas pintaron de rojo y negro sus cajas. Se abolieron las propinas y cualquier gesto servil: nadie decía ya ‘don’ o ‘señor’; todos se tuteaban y se dirigían al otro como ‘camarada’...
—- Un sueño. 
—- Tú lo has dicho. En esas primeras semanas esta ciudad, por muy maltrecha y castigada, estaba dominada serenamente por la clase trabajadora. El sueño que teníamos desde hacía medio siglo...”.

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