lunes, octubre 08, 2012

Hacer un alto demanda el sentido común : María Teresa Jardí


Hacer un alto demanda el sentido común
Por María Teresa Jardí
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=196763

La pregunta es cómo y por qué y para qué se convierte un ruso en dueño de un hotel, en un lugar como Cancún, tan alejado de su patria de nacimiento. La nota publicada en el POR ESTO! de Quintana Roo informa que: “El ruso Igor Poiarkov, dueño del hotel “Chalet Maya”, fue encontrado ejecutado la tarde de este sábado en la carretera a Isla Blanca, con varios impactos de arma de fuego, después de haber sido “levantado” el pasado miércoles cerca de su hotel...”.
Con la situación de deterioro moral, impuesta en México como regla, no puede dejar de pensarse en la trata de blancas, en manos justamente de rusos, luego de la caída del muro, cuando de manera falsa nos creímos aquello de que era “el fin de la historia”. Lo que en el fondo significaba para los crédulos que la democracia ganaba la partida respaldada por la libertad de elección respetada. El final de la lucha de clases, siempre presente y hoy más vigente que nunca.
Un cuento de hadas, ruso justamente, que como los buenos cuentos de ese país, debió desde siempre saberse que iba a tener el final atroz, que apenas se está escribiendo, de cara a lo malo que aún le queda por vivir a una humanidad convertida en laboratorio de los grandes capitales, que no están dispuestos a permitir que sus siervos, cabeza de los distintos gobiernos, retrocedan ni un ápice en lo mandado, aunque hay que decir que los siervos tampoco es que apuesten al cambio y México es el mejor, al respecto, de los ejemplos. 


No están dispuestos a cambiar aunque incluso la desaparición de la especie humana se anuncie como crónica de lo que viene para el mundo si no se cambia el injusto sistema con el que a la mayoría de las personas se condena a morir, con sufrimientos inconcebibles en algunos casos como el mexicano, tornando a la muerte por inanición en benévola.
Meses atrás, al inicio de las discusiones sobre las medidas que buscaban imponerse en España a costa de los españoles, a nombre de uno de los organismos internacionales responsables también de la derrota del humanismo como forma de vida civilizada, la impresentable directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, salía un día sí y otro también, a exigir el rescate de la Comunidad Europea, como organismo, ajeno a los pueblos de los países que la integran.
El rescate de un ente financiero, por encima de las personas, a costa de los españoles que indignados se manifestaban por cientos de miles en las calles, lo mismo de Madrid, que de Barcelona, que de Valencia, que en Málaga, en Asturias, en el País Vasco, en Galicia... Mientras en Portugal hacían lo mismo, los portugueses y en Grecia los griegos...
Países condenados, por vasallos también, como esa mujer siniestra de los dueños de los grandes capitales transnacionales, que imponen el asesinato de millones de pobres, que sobran a sus ojos, convertido el mundo en un gran laboratorio.
La fórmula impuesta como cultura con la ayuda invaluable de la telebasura convertida en aliada de la corrupción permitida a las mafias apoderadas del poder es la de llamar radicales a los que se oponen a lo anterior, como parte del miedo, que ya se sabe que es el desmovilizador social por excelencia, hasta que los pueblos llegan al punto en que ya no tienen nada que perder y el miedo entonces no funciona, porque por ganar está incluso la prevalencia de las naciones.
Y claro, de vez en cuando les toca a los que mandan, como acontece hoy con Humberto Moreira, dejando incluso también a las familias que se sueñan presidenciables deshechas.
Podrán detener a toda la policía de Coahuila y podrán incluso llegar al que decidió, como autor intelectual, el cobro de la venganza. Pero nada va a regresar al hijo ni hay manera de que se recomponga el tejido social de esa familia. Y este ejemplo individual tendría que llevar a los que mandan a hacer un alto en el camino, incluso por cuestiones de sobrevivencia familiar propia. Un alto para buscar la formula correcta para lograr que en México no sea eso que se sigue llamando “policía” la mano al servicio de los autores intelectuales asesinos de los hijos de todos los mexicanos, porque otro engaño es creer que unos valen más que los otros.

No hay comentarios.: