Carlos Fernández-Vega
México SA
Que 10 años no es nada
La crisis se profundiza
México, envidia global
La buena noticia de la semana, y de muchos años por
venir, es que el Fondo Monetario Internacional ha estimado que salir de la
crisis económica globalapenas llevará una década, cuando menos, de tal suerte
que falta mucho que ver y, sobre todo, padecer. Lo mejor del caso es que para
los genios de ese organismo la terrible sacudida que oficialmente se registra
desde 2008 y que, según sus estimaciones, se prolongará hasta 2018, no es
todavía una década perdida, es decir, aún no puede tipificarse como
tal, por mucho que la mayoría de los habitantes de este planeta sobreviva en
peores condiciones que un cuatrienio atrás, cuando, de cualquier suerte, no
eran las mejores.
En 2008, el FMI y demás organismos internacionales
atribuyeron el estallido de la crisis a Estados Unidos, tras dos demenciales
periodos presidenciales del guerreristababy Bush, que no hizo otra cosa
que beneficiar al gran capital; ahora se lo achacan al mismo destartalado motor
del mundo, junto con los problemas de Europa, Japón y China. Así, deberá
transcurrir una década, cuando menos, para que la economía mundial vuelva
a tener una forma aceptable, producto, desde luego, de pasar la factura,
íntegra, a la mayoría de la población.
Ante tan negro panorama, la envidia, como siempre, la
provoca México (el de los discursos, claro está), porque es menester recordar
que desde 2010 el actual inquilino de Los Pinos decretó el fin de la
crisis global y su impacto en la economía nacional. Así, entre la permanente
negación de la realidad y el cálculo del Fondo Monetario Internacional, la
perspectiva mexicana resulta esplendorosa. Hay que reconocerle al gobierno
panista su afinado olfato para detectar peligros y adversidades, el cual va delcatarrito de
2008 al fin de la crisis en 2010, cuyo efecto inmediato se puede
constatar con los 15 millones adicionales de pobres a lo largo de su estancia
en la residencia oficial.
Los mexicanos ya han pagado la factura durante cuatro
años (en realidad suman 30: de Miguel de la Madrid a Calderón), pero la buena
noticia es que les faltan otros seis (los de Peña Nieto), cuando menos, para
que la economía nacional vuelva a tener una forma aceptable, de acuerdo
con el vaticinio del citado organismo financiero. Ahora que si aceptable es
regresar al estado que guardaba la economía mexicana en 2007, entonces
agárrense, porque en el mejor de los casos la siguiente administración
gubernamental sólo ofrecerá más de lo mismo.
Para efectos mexicanos, la Cepal declaró perdida la
década de los 80, porque en tal periodo la economía nacional registró una tasa
anual promedio de crecimientode apenas 1.9 por ciento; en los primeros
diez años de gobiernos panistas esa misma tasa a duras penas llegó a 1.59 por
ciento, aunque oficialmente nadie se anima a declarar ese lapso como la segunda
década perdida. Para el último bienio de Calderón y el sexenio de Peña Nieto,
la perspectiva es que la sacudida económica permanezca, de tal suerte que
existe la posibilidad de una tercera perdida, no sólo por la crisis, sino
porque nadie en el gobierno tiene la intención de apartarse del manual que
provocó la primera y la segunda.
En vía de mientras, el propio FMI (Perspectivas de la
economía mundial, octubre de 2012) advierte que uno de los principales
problemas que afronta la economía global es el elevado nivel de endeudamiento
que registran algunos países, como en el caso de Japón, Estados Unidos, Grecia,
Italia, Portugal e Irlanda, que supera el 100 por ciento de su producto interno
bruto. Por si fuera poco, subraya, las bajas tasas de crecimiento, los
persistentes déficit presupuestarios, el alto nivel de pasivos futuros y contingentes
derivados de la presión sobre el gasto relacionada con el envejecimiento de la
población y el debilitamiento del sector financiero, han intensificado
considerablemente la preocupación por la sostenibilidad de las finanzas
públicas.
Por otra parte, el organismo financiero considera que
muchas economías emergentes y en desarrollo han tenido un buen desempeño
económico a lo largo de la última década y durante la crisis financiera
internacional, “pero el cuestionamiento que se hacen en este momento las autoridades
es si esa fortaleza perdurará. Hay razones para ser optimista; entre ellas, la
aplicación de mejores políticas y la mayor libertad de acción de la política
económica, es decir, un margen de maniobra para responder a losshocks que
no ponga en peligro la sostenibilidad. Pero este buen desempeño reciente
también se ha visto respaldado por factores que varían constantemente, como las
fuertes afluencias de capital, la rápida expansión del crédito y el elevado
nivel de precios de las materias primas”.
La capacidad de las economías de mercados emergentes y en
desarrollo –medida en función de su capacidad para sustentar expansiones
económicas y recuperarse con rapidez de las desaceleraciones– aumentó
considerablemente. La década pasada fue la primera en que estas economías
registraron una expansión más prolongada que las economías avanzadas y
sufrieron desaceleraciones más pequeñas. La duración más larga de las
expansiones se debe a las buenas políticas adoptadas (que da cuenta de
alrededor de tres quintas partes de la mejora) y a la menor incidencia de
choques externos e internos (que da cuenta del resto).
Sin embargo, advierte, la calma relativa de los dos
últimos años en estas economías bien podría resultar pasajera. Existe un riesgo
significativo de que las economías avanzadas vuelvan a sufrir una
desaceleración marcada o de que vuelvan a surgir vulnerabilidades internas. El
hecho de contar con un margen de maniobra más amplio en el ámbito de la
política económica ha ofrecido una fuerte protección ante los choques externos.
Para resguardarse de situaciones futuras, estas economías tendrán que
reconstituir sus defensas y restituirle a la política económica la libertad de
acción necesaria.
Las rebanadas del pastel
Para redondear el cuadro, la Organización Internacional
del Trabajo denunció que en los países del G-20 (entre ellos el nuestro), el
desempleo entre los jóvenes es crítico. Para el caso mexicano, la tasa de
desempleo es de 8-11 por ciento. La OIT advierte sobre el riesgo de una
generación de trabajadores jóvenes marcada por una mezcla peligrosa de alto
desempleo, creciente inactividad y trabajo precario en los países
desarrollados, y de un aumento de trabajadores pobres en el mundo en
desarrollo… Elogio en boca propia es vituperio: las elecciones de 2012
fueron las mejor organizadas de la historia, según el IFE.
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