jueves, septiembre 13, 2012

Jaime Ornelas Delgado : ¿Por qué no partido-movimiento?


¿Por qué no partido-movimiento?
Por: Jaime Ornelas Delgado

El proceso electoral que culminó con la jornada del 1 de julio de este año, permitió a miles de ciudadanos hartos de un régimen político tramposo, corporativo, opaco y profundamente antidemocrático, ver a la izquierda como opción real de gobierno. 
A lo largo de ese proceso, con el propósito de promover el voto y construir la estructura necesaria para defenderlo, surgió el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que si bien se crea como estructura eminentemente electoral, muy pronto debido a la falta de representatividad de los partidos, a su evidente crisis de principios y a la desconfianza que provocan entre los ciudadanos, paulatinamente se convirtió en un movimiento social que rebasó, con mucho, las expectativas con las que se creó. Para empezar, Morena atrajo a muchos ciudadanos sin partido, así como a otros más que se iniciaban su participación política y aun fue capaz de atraer a otros que provenían de antiguas militancias y que no habían encontrado una organización donde reflexionar colectivamente sobre la situación del país y actuar junto a miles más en pos de un objetivo común.

Las formas de resistencia emprendidas para enfrentar un proceso electoral fraudulento, fueron constituyéndose en los antecedentes indispensables para convertir a Morena en uno de los puntales del movimiento social emergente en México, superando, así, la negligencia de los partidos políticos, y en algunos casos su franca traición como imponer la alianza electoral con el PAN creando con ello mayor desconfianza y confusión entre el electorado respecto de los principios éticos de la izquierda y sus partidos. Asimismo, el trabajo político electoral de Morena logró sumar las voluntades de miles de ciudadanos y eso es invaluable y no debe perderse.
Pero de la misma manera que se requiere sostener un movimiento fuerte, amplio y plural, con una estructura horizontal que aliente la iniciativa ciudadana, es preciso construir un partido político como brazo electoral del movimiento y permitir a los miembros de Morena acceder a los cargos de representación popular y de gobierno evitando con ello que su fuerza beneficie a quienes simulan su militancia en la izquierda, o que se vea en la necesidad de subordinarse a los partidos y que éstos se apropien de los espacios de representación a los que legítimamente pueden aspirar los integrantes del movimiento social.
En fin, hoy en México Morena y un partido político que la represente en la política electoral, de ninguna manera son disyuntivos, sino complemento indispensable en la lucha por la transformación del país. El movimiento por el movimiento mismo, sin la expectativa de tomar el poder o sin saber para qué tomarlo, es inútil, como inútil es un partido alejado del movimiento social que lo sostenga e impulse.

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