viernes, abril 06, 2012

Similitudes : María Teresa Jardí


María Teresa Jardí

Similitudes


Al juez Baltazar Garzón, con el consentimiento de sus pares, le han retirado el coche blindado y le han dejado un solo acompañante a manera de escolta que con él viaja en autobús cuando se mueve en clara demostración de lo que significa ser un funcionario honrado.


Cuando operaron de la vesícula a Jorge Carpizo, en el Hospital de Nutrición, durante el postoperatorio largo, porque a pesar de haberle hecho sólo tres pequeñas entradas para realizar la operación, las mismas no le cerraban, me dijo que él siempre iba a hospitales del sector público porque era en los que confiaba.


Garzón creía en el Estado de Derecho como postulado inapelable en su país, que aunque monárquico, por ahora, con un jefe de gobierno, la felicidad como cumplimiento de un servicio proporcionaba a sus gobernados, tal como lo manda la Constitución del Estado Español.


No deja de ser muy extraño que Carpizo haya elegido para operarse de una hernia un hospital privado, aunque sea el que tenga menos mala fama en México. Aquí ya se sabe que todo va a la baja y Carpizo no era un ignorante que no estuviera al tanto de lo que aquí pasa en el más amplio sentido de la palabra.



Garzón molesta por igual al PSOE que al PP y Carpizo no era querido ni por el PRI ni por el PAN y por lo que respecta al PRD, a pesar de haberse dejado usar, conscientemente, por cierto, como académico experto, en la constitucionalidad del Estado de Derecho, por algunos de sus grupos — los peores, también hay que decirlo, los chuchistas a modo del gobierno de turno que con limosnas los mantiene— en temas puntuales como el de la reglamentación civilizada del aborto en DF, tampoco era santo de la devoción de los perredistas tan mediocres hoy como los otros al punto de no haber entendido ni regados por la sangre de quién sabe cuántos cientos de miles de impunes ejecutados que México para cambiar la condena lo que necesita es una vuelta de tuerca a la izquierda.


A la clase política de allende el mar y a la clase política ubicada al Sur del río Bravo les molesta, por igual, la coherencia de los que saben que son los mejores hombres que cada siglo forman parte de la humanidad escasa de esos seres. No los quieren porque al verse reflejados como espejo en ellos, resultan mal muy parados los políticos de España y los de México que se imitan e incluso dejan colonizar otra vez, de manera burda en el caso mexicano. Repsol es un ejemplo. Y a la inversa desde Felipe González, en el caso de los españoles, que quieren imitar la imposición del sistema a la mexicana que convierte a empresarios y políticos en mafias riquísimas, condenando a la miseria por el despilfarro de sus desgobiernos a los pueblos y a la violencia, aquí, como forma de represión con la que se limpia de pobres que afean el panorama de las mafias, que adueñadas del poder y del dinero para su propio disfrute se permiten entre ellas tanto el asesinato de las mujeres como la violación de los menores cuando así les cuadra. Eso sí, defensoras de la vida antes del nacimiento.


A Carpizo lo odiaban muchos. Como odian a Garzón los españoles corruptos. Le quitan la escolta y el coche blindado a Garzón porque a la corrupta clase política que desgobierna al Estado Español le urge verlo muerto. La muerte de Carpizo en otro tiempo habría merecido una investigación.


Mientras más pienso en la extraña muerte de Jorge, más elementos me vienen a la memoria del tamaño del odio que en tantos despertaba, porque además le envidiaban su recta honorabilidad y sabían que cuando alguno, de entre los muchos que lo odiaban y en particular los portadores de sotanas, usando una pieza de segunda se atrevía a la calumnia, recibía como respuesta de Carpizo una documentada demanda. Y más extraña aún resulta la sorpresiva muerte de Carpizo justo en el momento en que al masacrado Estado mexicano se le convierte, por la clase política a la mexicana, en un estado cristero.


ETA se ha retirado de la lucha armada. Pero... siempre existe la posibilidad de que algún trasnochado les haga el favor, a los políticos españoles y a los pares “juristas”, que no podrán mirarlo sin enrojecer de vergüenza nunca más a los ojos, de enviar a Garzón al otro barrio. Se puede morir de una reacción alérgica, supongo. Pero en un hospital para ricos y por ende con los antídotos a mano para todo, no se entiende que alguien de la importancia de Jorge Carpizo rodeado de médicos de su confianza y cuidado hasta la exageración, se muera.

1 comentario:

Gabriela dijo...

Sra. Marìa Teresa Jardi, encontré que usted ha escrito artículos donde destapa la corrupción y los crímenes de Javier Coello Trejo. Me interesa su guía ya que me encuentro en medio de un pleito legal contra él. Es un tipo déspota que ha estado comprando a las autoridades y me siento impotente ya que todos parecen temerle.