lunes, diciembre 06, 2010

María Teresa Jardí : Testigos a modo. No testigos protegidos

Testigos a modo. No testigos protegidos
Por María Teresa Jardí


Malabares, se ha visto obligado a hacer por estos días, al menos en los noticieros radiofónicos, el portavoz a modo del que despacha al frente de la secretaría Gobernación mexicana. Malabares, para explicar, mintiendo, lo que de manera diáfana está explicado incluso en la telebasura por las muchas series compradas en gringolandia, Canadá o la Gran Bretaña.
Aunque, pensando, que ya no tienen tiempo de ver la telebasura los educados por Chespirito. Bastaría con leer la prensa para saber que no hay testigo protegido que no reciba alguna recompensa. Pero como tampoco es claro que lea la derecha, que hoy a nivel federal, nos desgobierna, basta con hacer un esfuerzo de elemental lógica para entender que no hay testigo protegido sin recompensa y el también mentir sobre esto es otra innecesaria ofensa a la ciudadanía mexicana.
Falso es que a “El Grande” se le siga juzgando por los delitos cometidos sin obtener nada a cambio. Mientras señala, a posteriori, de lo denunciado sobre sus vínculos con la clase política, a periodistas como vinculados a actos de corrupción, reprobables, ciertamente, pero que por otro lado siempre serían menos graves, de ser ciertos, que los cometidos por sus aliados, que en el mejor de los casos tienen que ver con la Impunidad como regla. Aliados que lo convierten en testigo a modo. Que no testigo protegido. Porque obligados se ven de momento, hasta que se puedan deshacer de él, que se desharán, que no lo dude “El Grande”, justamente debido a lo que de ellos sabe.

A alguno de los muchos grupos represivos, que no combativos del delito, que el fecalismo maneja, se le ocurrió que necesitaban un chivo expiatorio y se equivocaron de chivo.
De tanto en tanto, queda claro, que obligados se ven a entregar a algunos de los enemigos del cártel del amigo Joaquín Guzmán Loera mejor conocido por su alias de “El Chapo”.
Y se equivocaron, queda claro, al elegir a Sergio Villarreal Barragán para dar “un golpe al narcotráfico”. Se equivocaron al detenerlo. Se equivocaron al no asesinarlo como hicieron los marinos con Beltrán Leyva. Y ya detenido y percatados del error. Pero habiéndose filtrado a las redacciones de los medios, compadrazgos y fotografías, no les quedó más que convertirlo en testigo a modo, entre otras cosas para usarlo contra el medio que dio a conocer a la ciudadanía la denuncia por “El Grande” hecha, ante autoridad competente. Mientras se olvidan las cosas, para hacerlo desaparecer, como ocurre con cientos de otros mexicanos pobres que ni siquiera son delincuentes. Y conste que no justificó la desaparición forzada ni siquiera en el caso de Fernández de Cevallos, si es el caso. Igual y él se exilió o lo obligaron a exiliarse o realmente está secuestrado o se trata de otro crimen de Estado.
Un ejemplo de un testigo protegido lo tenemos en una nota de internacionales del POR ESTO! de ayer. Un terrorista salvadoreño al que el gobierno cubano le conmuta la pena de muerte, a la que había sido sentenciado, a pesar de haber declarado que fue enviado a la isla para fines terroristas por la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) y por el terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles. Y a pesar de la gravedad de los delitos, por él reconocidos, como el de haber puesto bombas en la discoteca Aché y el piso 15 del hotel Meliá Cohíba provocando la muerte de un joven turista italiano. Se le cambia la pena de muerte por la de encierro en una cárcel a lo largo de 30 años por su cooperación al entregar información sobre los que por encima de él se encuentran, como salta a la vista.
Las negociaciones con ciertos delincuentes se dan en prácticamente todos los países y tiene dos motivaciones esa figura que se ha ido haciendo necesaria en virtud de que la delincuencia se ha convertido en mafiosa. A algunos delincuentes a los que se les ofrece, por lo que saben de su propia organización delictiva, el convertirse en testigos protegidos les permite, la información que dan a cambio, obtener sentencias más benévolas o el poder elegir el lugar de reclusión, el que se les pague o el que se les cambie, en ocasiones el rostro, el nombre, la ubicación de su lugar de residencia, a veces pierden familia y amigos a cambio de conservar la libertad o la vida.
A las instituciones investigadoras de los delitos, los testigos protegidos les son útiles, porque les proporcionan información suficiente para llegar a los que están por encima de los que se convierten en testigos protegidos.
Si no se llega a los de arriba no hay manera de prevenir: la no comisión, una y otra vez, de los mismos delitos. Que es, entre otras cosas, lo que sucede aquí —- no llegar nunca más arriba —- con y sin testigos que aquí lo son a modo, que no protegidos.

No hay comentarios.: