CARPETA
Abdicación, ineficiencia y hartazgo
SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ
Abdicación, ineficiencia y hartazgo
SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ
Al capturarse 93 por ciento de las actas de cierre de votación de las casillas, el candidato de la coalición Compromiso por Puebla (PAN, PRD, Panal Y Convergencia Democrática) supera por 5.9 puntos de la Lista Nominal de Electores a su principal contendiente, el de la alianza Puebla Avanza (PRI y PVEM); en elección de diputados, la diferencia es de 2.1 por ciento, y en las del ayuntamiento, de 2.5 por ciento, siempre según datos del Programa de Resultado Preliminares de Puebla (PREP) del Instituto Estatal Electoral. En la elección de gobernador, los votos por casilla de la coalición fueron 168 contra 133 de la alianza; en la elección de diputados, los votos fueron 148 y 136, respectivamente y, en elección de ayuntamientos, la coalición tuvo 147 y la alianza, 133 votos. Sí hubo voto diferenciado: El candidato de la coalición registró 100 mil votos más que el total de votos de diputados y ayuntamientos de esa coalición, en tanto que el Partido del Trabajo registró lo inverso: 100 mil votos menos en gobernador con relación al total registrado en elecciones de diputados y ayuntamientos; la alianza mantuvo una votación más o menos constante.
Hasta el cierre del PREP, la participación electoral era de 57 por ciento respecto a la lista nominal, según fuese el tipo de elección, dos puntos más que la elección de gobernador de 2004 y un punto mayor que la elección de gobernador de 1998. En 12 años, el PRI ha aumentado en 10 por ciento su votación en la entidad, y el PAN en 127 por ciento. Hace tres años, el PRI gobernaba 145 municipios donde habitaba la mayoría de la población; el próximo trienio gobernará en 104 donde reside 31 por ciento de la población en tanto que el PAN gobernará 102 municipios donde vive 67 por ciento de la población; el PT gobernará nueve municipios y otros dos municipios registran empate entre coalición y alianza, en estos últimos 11 municipios radica menos del 2 por ciento de la población de la entidad.
De las 26 diputaciones en disputa, 14 las ganó la coalición y 12 la alianza; el primero representará a 63 por ciento de la población, el segundo a 37 por ciento. Las principales localidades urbanas serán gobernadas y representadas legislativamente por la coalición, incluyendo el área conurbada de Puebla (las Cholulas, Atlixco, Cuautlancingo, Tecamachalco y Ocoyucan). Fue en este tipo de elección donde la diferencia entre los dos primeros lugares fue la menor (2.1 por ciento respecto a la lista nominal de electores).
En el municipio de Puebla, la coalición avasalló a la alianza; en la elección de gobernador, la diferencia entre ambas fue de 11 por ciento de la Lista Nominal de Electores; 8 por ciento en la elección de diputados, y 10 por ciento en la elección de ayuntamiento, esto es, comparado con el resultado estatal, el doble en la elección de gobernador y de cuatro tantos en las elecciones de diputado y ayuntamientos. Expresado en votos por casilla, la ventaja de la coalición sobre la alianza es de 68 votos en la elección de gobernador, 46 en elección de diputados y 58 en la elección de ayuntamiento. Comparada con la elección de hace seis años, el PRI perdió 50 mil votos en la capital y el PAN ganó 95 mil. La participación en el municipio de Puebla será de 51 por ciento (menor a la estatal), igual a la de 2004, pero nueve puntos más alta a la del año 2007.
Coalición y alianza coaccionaron a los votantes y ofrecieron prebendas el día de la jornada electoral; para que la cuña apriete debe ser de la misma casa, y el posgraduado en megafraudes venció y, aunque tenga las patas blancas y se alimente de bellotas, no niega la pertenencia a su clase. Un candidato con proyección de presidenciable; un gobernante repudiado y rehén del Ejecutivo federal (a quien le debe la permanencia en el cargo) así como una oferta que no corresponde al perfil de sus afiliados ni mucho menos a los intereses que pretende representar se combinaron para superan con 100 mil sufragios a la aalianza. Si el propósito era una base por bolas disfrazada de descontrol, Mario Marín cumplió cabalmente con la exigencia presidencial: claudicó al maximato y entregó la plaza con todas las facilidades del caso (mayoría legislativa y de ayuntamientos).
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