viernes, marzo 05, 2010

Federico Arreola : La guerra perdida de Calderón

La guerra perdida de Calderón
Federico Arreola 

Milenio TV, cuyo director había estado diciendo que en Reynosa no pasaba nada (inventos perversos de Twitter decía cada vez que se le presentaba la oportunidad), envió a dos reporteros a esa ciudad fronteriza. Estos hacían su trabajo con normalidad cuando, de pronto, fueron “levantados”. No se les lastimó, por fortuna. Sus captores los dejaron ir con un atento mensaje: Váyanse de aquí, no calienten la plaza.
Y se fueron. En esa empresa, por obvias razones, ya no van a informar acerca de Reynosa, Tamaulipas. Se entiende. Más allá de que mentía el director de Milenio TV, lo ocurrido a los dos periodistas de esa televisora habla, más que de un problema de seguridad pública, de una derrota: la de Felipe Calderón en su absurda guerra contra el narcotráfico, en la que se metió bastante a tontas y a locas buscando la credibilidad y, sobre todo, la legitimidad que no le dieron las urnas. Una guerra que declaró sin tener una idea clara de quién era el enemigo, cuánto duraría, el número de bajas que habría y cómo se ganaría. Calderón no necesitó ir muy lejos para encontrarse con su Irak o su Vietnam, es decir, con un conflicto bélico sin sentido, sin salida, sin opciones. Como en Irak o Vietnam los gobiernos estadounidenses, en México Calderón tendrá que retirar a las tropas, mientras más pronto mejor, y buscar resolver el problema de otro modo. La solución, sin duda, pasa por la legalización al menos de la mariguana (habrá que presionar a la administración de Estados Unidos para que lo entienda) y por programas sociales y de crecimiento económico que hoy no existen en México y que el régimen panista resulta incapaz de ofrecer a la población. Mientras el milagro ocurre, lo que Calderón debe hacer, que es por cierto lo único que puede hacer, es aceptar su error y trabajar aceleradamente para pacificar a un país en el que no solo no se puede practicar el periodismo, sino en el que ya, de plano, empieza a ser imposible la sola actividad de vivir con un mínimo de tranquilidad.

No hay comentarios.: